Redacción/De Peso
TICUL, Yucatán.- Un chavito de dos años y ocho meses de edad falleció ayer en la mañana, en un predio de la calle 37 por 32 y 30 del barrio de Santiago, al asfixiarse por tragar, al parecer, una pepita de tamarindo o de ciruela.
El caso es que Carlitos murió en el Centro Materno Infantil, después que en el Centro de Salud los médicos no lo valoraron correctamente, según las quejas de familiares.
El chavito estaba jugando con otros menores en el patio de su casa, antes de las 10 de la mañana, y de pronto se desvaneció y comenzó a ponerse morado, síntoma casi inequívoco de que se estaba asfixiando.
Los padres lo llevaron en caliente al Centro de Salud, pero los doctores no lo atendieron, de acuerdo con versiones de los familiares y fue canalizado al Centro Materno Infantil, pero poco se pudo hacer.
El chavillo había fallecido; los doctores trataron de reanimarlo pero no hubo respuesta positiva.
Ambulancia de traslado en ‘descanso’
En todo este penoso asunto, los afectados comentaron que la dirección el Centro de Salud ya giró instrucciones para que los choferes de la ambulancia de traslado estén presentes en el sitio para cualquier emergencia, porque todo parece indicar que no había nadie en turno, cuando se necesitó por la emergencia para trasladar al menor de urgencia a Mérida.
Los padres del ahora occiso reconocieron el cuerpo.
