Se cumplen 25 años del tétrico caso del ‘Encajuelado’ de San Juan

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Por Julio Amer
Por estos días se cumplen 25 años de uno de los sucesos más truculentos de la nota roja de Yucatán, el del ya famoso caso del “Encajuelado”, ocurrido entre julio y agosto del año 1998.

Se trata de César Miguel del Sagrado Corazón de Jesús Rodríguez Lara (a) “El Cajuelas” o “El Encajuelado” y más recientemente conocido como “El Chapo Yucateco”, por las dos veces que se fugó del penal meridano.

Fue detenido por el brutal asesinato de un desyerbador, crimen por el que purgaba en un principio una pena de 25 años (según el código penal de entonces para un homicidio en primer grado). Sin embargo, César Miguel escapó del Centro de Readaptación Social del Estado (Cereso) en ¡dos ocasiones!, y eso hizo aumentar su sentencia.

Los que conocieron a Rodríguez Lara desde su juventud lo describen como un sujeto callado, algo introvertido y que no inspiraba temor alguno. Bajo de estatura, delgado entonces, de pelo rizado entre rubio y rojizo, de ojos amielados, nariz recta y con una pequeña cicatriz en el entrecejo, era la persona que menos habría uno pensado que se convertiría en un célebre criminal.

Macabro hallazgo

La historia de este singular personaje comienza el lunes 20 de julio de 1998, cuando en el interior de la cajuela de un automóvil Valiant Volare tipo K, placas YWE1999, fue hallado el cuerpo putrefacto de una persona, el cual estaba irreconocible, pues además de que tenía el rostro desfigurado a golpes, estaba semicalcinado.

Por la ropa que vestía y los documentos que se encontraron en el vehículo, se dedujo que el cadáver pertenecía a César Miguel del Sagrado Corazón Rodríguez Lara, de entonces 42 años de edad, ya que la propietaria del carro, Delta G. D., dijo que su esposo Rodríguez Lara, del que estaba separada, lo tenía a su servicio y que había desaparecido desde hacía unos días.

Los agentes investigadores supusieron entonces que a Rodríguez Lara lo habían asaltado y asesinado, y que su cadáver fue puesto en la cajuela de su propio vehículo, abandonado en la calle 71 entre 64 y 66 del barrio de San Juan.

Empleados del taller mecánico “Raygoza”, ubicado a unos pasos donde estaba el vehículo-tumba, reportaron que el coche despedía un fétido olor y que incluso chorreaba un líquido sanguinolento, por lo que lo reportaron a las autoridades.

Al llegar los judiciales y forzar la cerradura del “baúl”, hallaron un cuerpo en avanzado estado de putrefacción.

Seguros de vida
Pasaron dos semanas para que el macabro crimen fuera resuelto, aunque durante todo ese tiempo las autoridades siempre sospecharon que el asesinado no era Rodríguez Lara, ya que los exámenes de ADN realizados al cadáver no concordaban con el tipo de sangre de César Miguel, además de que apenas unos días después de su “muerte”, la “viuda” se presentó a cobrar tres seguros de vida por las sumas de 1.5 millones de pesos, otro por 200 mil pesos y uno más por 1.6 millones de pesos, aunque su renovación estaba vencida, dejando como beneficiarios a su esposa e hija.

Quince días después de haber sido hallado el cuerpo encajuelado, la entonces Policía Judicial (ahora la PEI) detuvo en el parque de Oxkutzcab a Rodríguez Lara, quien se había refugiado en un hotelucho de esa población del sur del Estado junto con su amante, una bailarina de table-dance de nombre artístico “Jennifer”, para fingir su muerte y poder cobrar, por conducto de su todavía esposa, los millonarios seguros.
(Continuará)

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