Emma Gabriela Molina Canto no fue víctima de feminicidio: juez

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Reclasifican a homicidio calificado el crimen cometido por dos sicarios en Mérida; les dictan 16 meses de prisión preventiva.

Redacción/De Peso
MÉRIDA, Yucatán.- Ah caray, el asunto dio un giro de 180 grados. Después de escuchar los argumentos de la Fiscalía General del Estado que solicitó la vinculación a proceso de los tabasqueños Oscar Miguel López Tovilla y Jonathan Mézquita Avalos por el delito de feminicidio, como autores materiales directos del asesinato de Emma Gabriela Molina Canto, el juez Luis Edwin Mugarte Guerrero, reclasificó a homicidio calificado con premeditación y alevosía.

De igual manera, la autoridad dictó un año y cuatro meses de prisión preventiva para esta pareja de criminales, mientras se desahogan las pruebas del expediente.
Atrás quedó también la solicitud para que ambos sean vinculados por los delitos contra la salud en su modalidad de narcomenudeo por posesión simple de cocaína y portación de armas e instrumentos prohibidos.

El argumento del juez es que la FGE se basa en que Medina Sosa es en realidad el autor intelectual del crimen, y no hay pruebas contundentes de ello.
La Fiscalía presentó así una serie de datos y medios de prueba para demostrar la participación de los tipejos en este sangriento hecho, al indicar que fueron contratados para cometerlo por dos personas más (un tabasqueño y un yucateco), por indicaciones de su ex esposo Martín Alberto Medina Sonda.

La defensa de los inculpados expuso que por el momento no iba a presentar datos o medios de prueba.
Durante la audiencia, la madre de la víctima, la señora Liga Canto Lugo, al oír de manera pormenorizada, por parte del fiscal que lleva el caso, las heridas que estos sujetos le infligieron a su hija, por poco sufre un desvanecimiento.

Oyó que 11 heridas de arma blanca fue las que recibió su hija, que en sus momentos antemorten trató de evitar el ataque y también resultó con dos excoriaciones: una en el muslo izquierdo y otra en la pierna.

El fiscal basó su argumento cómo estos sujetos dolosamente privaron de la vida a Emma Gabriela, al haber planificado el ataque junto con otras personas.

La violenta muerte derivó en una amplia protesta en Mérida el fin de semana pasado.

Darle un susto

En un acta de entrevista, Mézquita Avalos relató que el 25 de marzo, su copartícipe, en Villahermosa, Tabasco, le propuso “ganarse un dinero” en Mérida, pues un conocido suyo le había encomendado darle un “susto” a una mujer, pero sin hacerle daño a sus hijos, porque de otro modo lo pagarían con sus vidas. Que por ese trabajo recibiría cada uno 30 mil pesos.

También que junto con Oscar Miguel se vieron en la terminal de camiones de Villahermosa con un sujeto que le dio instrucciones y que había comprado los boletos de autobús y visto dónde se iban a hospedar.

El domingo 26 de marzo, a las 9 de la mañana, llegaron a Mérida y se hospedaron en el “Dolores del Alba”.

A la 1 de la tarde, un amigo yucateco de Oscar, se contactó con él por Whatsapp que les indicó que bajaran para tomar un taxi y los llevó al lugar donde iban a hacer el trabajo.

Entraron a la tienda “La Guadalupana”, tomaron unos refrescos y comieron unas Sabritas, al tiempo que les mostraba la casa de la víctima, para luego regresar al hotel.

A la mañana siguiente, el amigo de su copartícipe recibió otro mensaje de celular, en el que les indicaban que bajaran y abordaran un vehículo rojo de modelo reciente
y el contacto local se sentó en el asiento del copiloto y ellos en la parte de atrás, al tiempo que les indicaba que no vieran a su conductor.

Llegaron de nuevo a la casa de la mujer, a la cual vieron y les señalaron como la persona que iba a recibir el “susto”.

A las 3 de la tarde, regresaron en un taxi y se apostaron en la tienda, hasta que vieron llegar a la víctima y corrieron, para completar su cometido.

Que en el taxi que los regresó al centro, López Tovilla se comunicó con su “contacto”, al cual le dijo que la misión estaba cumplida y habían matado a la mujer y éste, a su vez, le preguntó cómo estaban los niños, respondiéndole que bien.

Lo mismo escuchó el chofer del vehículo de alquiler que, al igual que el ciclista que participó en la detención de los asesinos, ampliaron sus declaraciones.

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