El dilema del feminicidio II

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 (II y última Parte)

Francisco Puerto/De Peso
MÉRIDA, Yucatán.- En esta entrega terminamos con el tema de feminicidio, con los casos más recientes y otros que las autoridades no consideraron que estaban en esta categoría, de ahí el título de este especial.

Como feminicidio fue imputado a proceso penal Eder Rodrigo May Cauich, por la muerte de su ex pareja sentimental a las puertas de Plaza Fiesta la noche del sábado 25 de marzo de este calendario.

La juez de control Blanca Beatriz Bonilla González decretó, como medida cautelar, la prisión preventiva hasta la audiencia de vinculación, que tendrá lugar el 3 de abril.

Este hecho se registró el 25 de marzo por la noche sobre la avenida Correa Rachó por José Díaz Bolio (a un costado de Plaza Fiesta). Resulta que Eder Rodrigo, de 30 años de edad, llegó a dicho lugar y encontró a su ex mujer, Merly Guadalupe Cauich Tamayo, de 35 años, platicando con otro sujeto.

Enojado, comenzó a discutir con ese sujeto y cuando se pusieron feas las cosas, sacó un cuchillo de entre sus ropas, con el que quiso lesionar a su contrincante.

Merly Guadalupe se interpuso entre ambos y recibió de su ex pareja varias puñaladas en el cuerpo. Al ver lo que había ocasionado, Eder intentó huir, dejando tirada a la mujer, pero no llegó lejos, porque unos testigos le dieron alcance y entregaron a las autoridades.

La mujer murió rumbo al hospital.

El caso de Emma Gabriela

El 30 de marzo, los tabasqueños Jonathan Mézquita Avalos y Oscar Miguel López Tovilla fueron imputados a proceso por los delitos de feminicidio, contra la salud en su modalidad de narcomenudeo por posesión simple de cocaína y portación de armas e instrumentos prohibidos, por la muerte de la señora Ema Gabriela Molina Canto.

El juez de control Luis Edwin Mugarte Guerrero presidió dicha audiencia y decretó también como legal la detención de estos sujetos.

Los hechos que se les imputa se registraron el pasado 27 marzo, alrededor de las 15:40 horas, cuando Ema Gabriela arribó en su auto a su domicilio, de la calle 28 por 39 del fraccionamiento San Luis, cerca de la clínica T-1 del IMSS.

Estos amigos estaban aguardando en la tienda de la esquina, de nombre “La Guadalupana”, cruzaron la calle y la abordaron cuando estaba entrando.

En el porche le infligieron tres heridas en el abdomen con un cuchillo y se dieron a la fuga. No contaron con que un ciclista, que antes había llegado a la misma tienda a comprar, pasó por la casa y escuchó a la víctima gritar “auxilio, auxilio, me quieren matar” y vio a los dos sujetos y los reconoció como las personas que momentos antes estaban en ese lugar tomando un refresco.

Los persiguió y los vio abordar un taxi, cuyo chofer, al final de cuentas, informó que el destino de los sujetos era el ADO, donde finalmente se les detuvo con un arma y drogas.

Emma Gabriela
Emma Gabriela en vida.

Crimen en Mocochá

Pero pese a las reformas, adecuaciones, adiciones y demás que han dejado en claro que si se da alguna de las anteriores fracciones el crimen de una mujer puede ser considerado feminicidio, el tema se ha ignorado casi por completo.

Un crimen que ni siquiera se clasificó como tal, es el mal llamado Primer Juicio Oral en el Nuevo Sistema de Justicia Penal y que fue el más tardado y que concluyó con una sentencia de 30 años de cárcel y 1’279,226 pesos por concepto de reparación del daño en contra de Gaspar Catzín Pech (a) “Timoteo”, por haber ultimado de manera brutal a su esposa, el 4 de septiembre de 2014 en Mocochá.

El Tribunal Primero de Juicio Oral emitió dicha sentencia por el delito de homicidio en razón de parentesco en contra de Wendy Guadalupe Pech Tzuc.

Irónicamente, dicho Tribunal estuvo conformado por mujeres: las juezas Nidia Guadalupe Celis Fuentes, Ileana Georgina Domínguez Zapata y Fabiola Rodríguez Zurita y extrañamente no se buscó la pena del feminicidio, teniendo todos los elementos para tal.

No se tomó en cuenta las fracciones I, II y IV del artículo 394 quinquies.

De acuerdo a la carpeta de investigación, los hechos ocurrieron el 4 de septiembre de 2014, aproximadamente a las 6:45 horas. Gaspar llegó hasta el domicilio de su ex mujer, Wendy Guadalupe, ubicado en el predio sin número de la calle 16 entre 11 y 13 de Mocochá, y a petición de ésta comenzaron a hablar acerca del divorcio y del predio, lo cual molestó a “Timoteo”.

En un momento dado, sacó de su “sabucán” un cuchillo delgado y se lo clavó a su esposa, le sujetó una de sus manos y nuevamente la atacó con el arma en dos ocasiones.

Como el cuchillo se quebró, se dirigió a la cocina y agarró otro cuchillo, un poco más grueso, y de nuevo la sujetó de una mano y le volvió a clavar el arma en varias ocasiones, hasta que se quebró el filo.

Mientras le clavaba el cuchillo, la mujer con la otra mano trataba de evitarlo, pero no lo logró, hasta que debido a las lesiones cayó al piso, sobre una playera que estaba tirada.

Al ver que no moría, agarró una pedazo de madera que estaba junto a la puerta trasera del predio y con ésta le dio dos fuertes golpes en la nuca y después se paró sobre la misma y brincó sobre ésta en varias ocasiones.

Como dato curioso, el sujeto ya había sido denunciado en varias ocasiones por violencia doméstica, a tal grado que le había fracturado un pie.

Otros más

El 7 de septiembre pasado, la juez de control de Umán, Diana Yadira Garrido Colonia, vinculó a proceso al ex instructor comunitario Natividad de Jesús Reyes Damián (a) “Don Jesús” por su probable participación en el delito de homicidio de la joven Alejandrina Guadalupe Chacón López, de 17 años de edad.

Los fiscales solicitaron la vinculación a proceso por el delito de homicidio calificado, cuando el asunto bien pudo calificarse como feminicidio.

La juez de control, a petición de los fiscales, impuso la prisión preventiva oficiosa como medida cautelar por el plazo de seis meses y otorgó dos meses, solicitado por la defensa, para el cierre de la investigación.

Los hechos ocurrieron el 7 de julio de 2015, luego que la víctima, Alejandrina Guadalupe, fue citada por el instructor comunitario para una “sesión de fotos”.

El tipo trabajaba como promotor educativo y dos meses antes había contactado a la menor, que por cierto vivía en unión libre con un muchacho, para que le ayudara en unos puestos de artesanías.

Ese día había visitado a la muchacha en su casa y ofreció pagarle 10 mil pesos por una “sesión de fotos”, para lo cual le pidió que fuera al Polifuncional de Umán con varias blusas, para hacerle varias tomas.

Nueve días después su cadáver fue localizado, alrededor de las 11 de la mañana, por el señor Adolfo Solís Quintal, propietario del rancho “Apilandia”, situado en la carretera Umán-Samahil, frente al basurero municipal, en una entrada de su propiedad.

El cadáver estaba en completo estado de descomposición y cubierto con cal. Aparentemente, la víctima y su presunto asesino, durante la relación laboral, sostuvieron algún tipo de romance y el sujeto no soportó que no siguieran y la mató golpeándola con un objeto en el cráneo.

La boya humana

El 2 de octubre del 2016, en la playa de Telchac Puerto, fue encontrado el cadáver de una mujer de edad madura, de entre 40 a 50 años de edad, que vestía diminutas prendas y cuyo cuerpo había sido amarrado.

En un principio se pensó que la ahora occisa se encontraba embarazada, pero se descartó y las organizaciones civiles y defensoras de los derechos de las víctimas y las mujeres nunca se pronunciaron.

Además, nunca se supo la identidad de la víctima y aunque en las circunstancias en que fue encontrada se presume que puede establecerse como feminicidio, el caso ha quedado en el olvido y la impunidad.

El cuerpo de una mujer fue hallado en playas de Telchac Puerto con signos de tortura. Nunca se supo quién era y el caso no se ha movido.
El cuerpo de una mujer fue hallado en playas de Telchac Puerto con signos de tortura. Nunca se supo quién era y el caso no se ha movido.

El “Matachavitas”

A pocas horas que rindiera su declaración preparatoria, el asesino serial Mario Alberto Sulú Canché (a) “El Matachavitas”, decidió acabar con su triste existencia al ahorcarse en uno de los baños del penal, el 28 de agosto de 2008. Minutos antes de las 5 de la tarde, “El Matachavitas”, que tenía custodia permanente, le dijo a sus vigilantes que iría al baño.

Sin embargo, al ver que no regresaba ingresaron al sanitario y se percataron que el cuerpo de Sulú Canché pendía de una soga de naylon de lavado que había atado a una de las regaderas.

Inmediatamente se armó el pandemónium en el presidio para intentar reanimarlo, pero todo esfuerzo fue inútil porque ya había muerto.

Mario Alberto Sulú Canché (a) “El Matachavitas”
Tristemente célebre fue el caso del asesino serial Mario Alberto Sulú Canché (a) “El Matachavitas”, autor de dos asesinatos de jovencitas.

El preso, antes de ingresar al “área”, se encontraba profundamente deprimido y apenas alzaba la cara. Apenas y se le estaba arraigando, “El Matachavitas” confesó diciendo: “Quiero pedirle perdón a los papás de las chavas, estaba drogado, sinceramente estoy arrepentido”. “No tengo ningún inconveniente en que me arraiguen”, señaló cuando fue enterado de que iba a permanecer hasta 30 días en la casa de arraigo, para luego preguntar qué garantías tenía y se le explicó que podría comunicarse con sus familiares y contratar un abogado particular.

“La verdad es que lamento todo lo que hice, soy padre y ahora mis hijos se van a quedar sin padre”, relató, para luego señalar: “Quiero platicar con mi esposa para pedirle perdón”. Sulú Canché no reconoció haber matado en la última semana de junio de 2007 a la estudiante Alma Lucely Canul Ciau, cuyo cuerpo fue encontrado a los pocos días en avanzado estado de descomposición flotando en la aguada de un banco de materiales en Conkal.

Las indagaciones arrojaron que en esa fecha, el sujeto, que se dedicaba al robo de casas-habitación, por las mañanas, en poblaciones de la zona henequenera, se trasladó a esa comunidad a bordo de un vehículo VW Caribe y previamente había consumido pastillas psicotrópicas, por lo que, “alucinado”, empezó a recorrer Conkal.

En eso estaba cuando vio a Alma Lucely vistiendo un uniforme escolar y después de hacerle plática, la convenció de que le iba a dar chamba en un supermercado de Mérida.

Luego la condujo hasta el banco de materiales que se ubica por el rumbo de Chicxulub Pueblo y le propuso sostener relaciones sexuales, pero en un principio la menor se negó, hasta que por fin accedió.

Después del encuentro sexual, la chavita dijo que iba a hacer una necesidad fisiológica y sorprendió al tipo, asestándole un golpe en la cabeza con un madero, lo que hizo que el asesino se enfureciera y la golpeara hasta matarla para luego arrojar el cuerpo en la aguada.

Igualmente negó haber violado y estrangulado el 8 de enero de 2008 a Leydi Marlene Pech Canul.

En esa fecha, “El Matachavitas” decidió acudir a Motul a bordo de un Jetta y luego de drogarse con pastillas que mezcló con una bebida de cola, recorrió esa ciudad, donde se encontró caminando a Leydi Marlene.

Luego de convencerla y ofrecerle trabajo, como la vez anterior, se dirigieron a Chicxulub Puerto, donde empezaron a ingerir bebidas embriagantes.

Más tarde le pidió que sostuvieran relaciones sexuales, pero la muchacha se negó rotundamente.

El tipo no cesó en sus requerimientos y al dirigirse al puerto de San Crisanto, a la altura del kilómetro 48, introdujo el vehículo a una brecha y la golpeó, procediendo a amarrarla de las manos y violarla por ambas vías.

Al recuperarse del ataque, la víctima intentó salir del vehículo y con sus propias manos la estranguló.

Inmediatamente la despojó de un par de aretes y procedió a sepultarla entre la arena.

El único crimen que reconoció fue el perpetrado el pasado 28 de junio cuando acudió a Chicxulub Pueblo a bordo del Chevy Pop color negro matrícula UVR5959 de Quintana Roo.

Previamente se había drogado con pastillas y cocaína, además de tomar unas cervezas. En ese lugar abordó a su última víctima, Guadalupe de los Angeles Rodríguez Méndez, que estaba acompañada de una amiga, y les propuso trabajar en Mérida como a sus otras víctimas, pero lo mandaron a volar.

Al poco rato regresó y vio sola a Guadalupe de los Angeles que aceptó el trato y la condujo hasta una brecha, donde le propuso que sostuvieran relaciones sexuales, pero de nueva cuenta lo mandaron al diablo.

El tipo la golpeó, procediendo a atarle las manos y la violó, pero en esos momentos la joven entró en una crisis nerviosa y procedió a amarrarle los pies.

Al ver que la situación se salía de control, con una soga la estranguló, procediendo a despojarla de sus alhajas y sepultar el cuerpo.

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