Una vez más quedó comprobado que los ebrios tienen mucha suerte; precisamente una muestra de ello, es lo que esta madrugada le pasó al conductor de un Nissan Almera placas YWN-887-A y es que mientras conducía por el periférico de Mérida, a la altura del kilómetro 6 más 600 se aporreó contra la parte trasera de un Tortón numeral 026AG3 al que le arrancó la llanta de refacción. A escasos “centímetros” estuvo el automovilista de morir aplastado.
Basta con ver las oportunas imágenes de nuestro reportero gráfico, para imaginar la magnitud del trancazo. EL conductor de este Nissan transitaba sobre el carril de baja velocidad de la vía exterior del periférico y al pasar el entronque a Dzunucán, al parecer dormitó al volante y se estrelló de lleno contra la parte trasera del Torton.
El guiador del Torton narró que conducía con dirección al sur de la ciudad, cuando escuchó un fuerte estruendo y sintió como la llanta de su camión se le estallaba. Agregó que descendió su velocidad y al bajarse ¡Oh sorpresa! Un compacto se le había reventado en la parte trasera.
A escasos centímetros de los fierros retorcidos del Nissan estaba el conductor, increíblemente sin lesiones de consideración.
Inexplicablemente para los testigos de lo sucedido, el conductor del Almera hasta pudo bajarse del auto y comenzó a caminar por el lugar como si nada hubiera pasado. Lo cierto es que conducía herméticamente briago.
Paramédicos de una ambulancia de la SSP terminaron por trasladar al conductor del Almera al hospital, ya que por la magnitud y el estado etílico en que iba, se temía que tuviera alguna lesión interna. Al final un perito de tránsito de la SSP se hizo cargo del accidente.
