Redacción/De Peso
MÉRIDA, Yucatán.- “No la vi, yo iba despacito porque estaba llevando a un viejito a su terapia. Hice mi alto, aceché y luego pasé porque no vi ningún carro, hasta que sentí el golpe y la voltereta que nos dio”, dijo el guiador de un Tsuru luego de ser chocado por una poblana que iba como alma que lleva el diablo en el cruce de las calles 22 por 23 de la colonia García Ginerés.
El señor que manejaba el Tsuru con placas YZX918A sobre la 22, contó a De Peso que varias veces por semana desde hace un par de meses, lleva a un amigo de su familia a su tratamiento médico, pero como ya es de avanzada edad conduce muy despacio para que no se ponga nervioso.
Y anteayer no fue la excepción, pues explicó que al llegar a la intersección con la calle 23 se dio cuenta que el vehículo que iba delante de él pasó sin esperar mucho tiempo, cuando tuvo su turno de cruzar, primero se asomó para asegurarse que tenía el paso libre y aseguró que nunca vio al otro carro, y por eso continuó.
Para su mala fortuna, sobre la 23, con preferencia de paso iba una doña poblana en el Platina con matrícula UAR9091 del estado de Puebla, con bastante prisa pues le pisaba al acelerador a fondo, rebasando los límites de velocidad establecidos. Cuando ella se percató del Tsuru intentó frenar su alocada carrera pero no lo consiguió.
El choque estuvo tan fuerte que el Tsuru giró 180 grados quedando en sentido contrario al que iba; por suerte, ni él ni la el señor que lo acompañaba resultaron lesionados. El Platina dejó su defensa a media calle, pero tampoco hubo pasajeros lesionados, a pesar de que como copiloto iba un joven con discapacidad y en la parte trasera una doña de la tercera edad.
Eso sí, la conductora estaba de bastante mal humor buscando pleito a todo aquel que volteara a ver el accidente. Al lugar llegaron los representantes de las aseguradoras que rápidamente llegaron a un acuerdo.
