El Postigo: faltan los estados

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Rollo: Ambrosio Gutiérrez Pérez
Por supuesto que fue siniestra la Dirección Federal de Seguridad, y lo eran  todos los organismos de inteligencia del Estado mexicano, pues no sólo la famosa DFS dependiente de Gobernación espiaba a políticos, artistas, deportistas, religiosos, empresarios, y a sus familias, y a toda persona que significara algo, también el Ejército, la Marina y los gobiernos estatales hacían lo propio.

Hemos leído con más curiosidad que asombro los datos sobre los expedientes del hoy presidente López Obrador, de Tatiana Clouthier, hija del famoso Maquío, o de artistas como Juan Gabriel. Datos falsos en algunos casos, contradictorios o “poco profesionales”, pero que en su momento sirvieron a la propia autoridad para sus fines oscuros y perversos.

En el ejercicio periodístico los “orejas”, que así denominábamos a los agentes de Gobernación federal, estatal, de la Marina o el Ejército, eran fácilmente identificables por su apariencia, por sus actitudes y hasta porque, los de las fuerzas armadas, llevaban la pelada típica casi a ras que les exigen.

Muchas se hicieron nuestros amigos y llegaron a comportarse como si fueran parte del gremio (con su carga de responsabilidad, folclor y bohemia), pero tampoco nos engañábamos pues advertíamos que, pese a que algunos en verdad sí eran sinceros en su relación, también les servía para acercarse con mayor facilidad a las fuentes informativas u obtener de nosotros datos confiables. Claro, nos espiaban a nosotros mismos.

Algunos años después del truculento gobierno de Salomón Azar, en una incursión en el Archivo Histórico del Estado, encontré mi propio expediente de esa época. Indignante la manera en que los espías locales tergiversaban la información para, suponemos, colmar los fines aviesos de sus patrones.

Pero lo que sí me llegó es que un afán de descalificación, sin la mínima indagación, aseguraban que era de Tabasco y no campechano de Palizada, ¡cuando siempre he presumido a mi pueblo! Y conste que sí tengo origen tabasqueño pues mi padre era de Jonuta, viví ahí tres años y la mitad de mis parientes viven en esas tierras benditas, además de muchos amigos a los que tengo gran estima y afecto.

No olvidemos el centro de espionaje descubierto por Layda Sansores, la hoy alcaldesa de Álvaro Obregón, financiado por los gobiernos federal y estatal, a través del que escuchaban nuestras conversaciones telefónicas y desde el que chantajeaban e incluso planeaban secuestros. La denuncia ante la PGR por ese caso nunca prosperó, pese a la insistencia de Layda, que presentó pruebas físicas y a tres de los operadores del centro de espionaje, uno de ellos suegro del entonces secretario de Gobierno Cruz Manuel “El Cuxo” Alfaro.

Para muchos mexicanos abrir esos archivos de la antigua Dirección Federal de Seguridad, y de los organismos que lo sustituyeron, representa sin duda una catarsis. Desaparecer el espionaje oficial es un golpe contra la indignante actividad del Estado mexicano de espiar la vida privada.

Pero faltan los estados.

Rendijas

—El gobernador Alejandro Moreno envió una carta a los priistasen los que les pide sumarse a su proyecto. Los convoca a sacar el orgullo priista porque se puede salir de la derrota aplastante sufrida el año pasado. Está en campaña ya.

Claro, hay otros que ya conocemos, con el mismo propósito: José Narro, Ivonne Ortega y parece que se apunta René Juárez.

—Por cierto, López Obrador ya dijo que se acabaron los abucheos en los eventos que encabece con gobernadores de oposición.

—Parece ser que quedó conjurada la amenaza que pendía sobre los maestros y trabajadores de los colegios de bachilleres, de quitarles prestaciones por la reducción presupuestal del gobierno federal.

Pues bien, circula en redes un documento de acuerdo firmado por la Federación de Sindicatos de los Colegios de Bachilleres y el subsecretario de Educación Media Superior federal, Héctor Garza González, con un acuerdo único de procurarán garantizar los recursos suficientes para el pago de aguinaldos y otras prestaciones.

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