El Postigo: el espaldarazo de AMLO a Alito

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Rollo: Ambrosio Gutiérrez Pérez
Alegría, júbilo para unos; tristeza, decepción para otros. López Obrador, el Presidente, se “burla” de los malquerientes del gobernador Alejandro Moreno. “Aunque no les guste a algunos… me está apoyando Alejandro Moreno, y aunque no les cuadre… Ya saben que yo siempre digo lo que pienso, mi pecho no es bodega… y además les digo, ya pasó la campaña… ahora sólo hay un partido:Méxicooo”.

Y es que antes de que López Obrador diera ese espaldarazo, cientos de voces se escucharon de un lado del auditorio, ahí en Candelaria, gritándole “fuera, fuera” al gobernador Moreno Cárdenas, quien ya había expresado su absoluto respeto y respaldo al Presidente de la República.

Del otro lado del auditorio, también cientos de burócratas gritaron “Alito, Alito, Alito”, en apoyo a su jefe. Duelo de porras frente a un Presidente expectante que hizo exactamente lo que ha hecho en estados como Guerrero, Oaxaca o Estado de México: dar su respaldo al gobernador.

¿Por qué así?, se preguntaban algunos desencajados que gritaban rabiosos contra el gobernador Moreno; “ahí está… chairos pendejos”, insultaban triunfantes los otros. Es obvio, ni unos ni otros entienden. O, para que sea menos, cada quien lo entiende a su modo.

En el calor del discurso y la confrontación política unos y otros se olvidan lo que les recordó el Presidente: que terminaron las campañas y que hoy el único partido es México. Felices fuéramos si al entendimiento de algo tan sencillo se le unirá la acción: jalar juntos para bien de todo México y todos los mexicanos.

Y como no es fácil, como a unos les falta entendimiento y a otros les sobra, pero ni unos ni otros hacen nada por coincidir, López Obrador en realidad hace el mismo llamado de Juárez: “Mexicanos, encaminemos ahora todos nuestros esfuerzos a obtener y consolidar los beneficios de la Paz”.

Había terminado entonces la intervención francesa, como ahora, con su gobierno, terminaron los gobiernos corruptos del PRI y del PAN. Tiempos diferentes, pero una necesidad igual: reconciliar a la nación. Tras la República restaurada la sociedad había quedado dividida entre los que apoyaban a Juárez y los que habían apoyado el segundo imperio de Maximiliano. Había que unirlos y Juárez pronunció ese discurso histórico del llamado a la reconciliación.

López Obrador en realidad es un gran conocedor de la historia y el símbolo de su administración: Juárez, Madero y Cárdenas no es una ocurrencia sino la certeza de que su gobierno tiene bases históricas en tres de los mejores gobernantes de México.

Es decir, apoyar a quienes gobiernan junto con él este país (del partido que sean y con la fama que carguen) es, como dirían los clásicos: pensar en la siguiente generación, no en la siguiente elección.

Rendijas

—Y sí, como lo adelantamos en esta columna, hoy en el 5to Consejo Político Estatal del PRI, el gobernador Alejandro Moreno Cárdenas pidió permiso a los priistas campechanos para que cuando su partido publique la convocatoria se inscriba y vaya por la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional.

Después de una larga arenga, en la que no sólo reclamó a los que dividen a su partido, dijo que impulsará al mejor PRI de todos los tiempos y aseguró que Morena se creo ayer, está hoy y se irá mañana.

Aseguró que regresará al PRI a la primera fuerza política nacional, porque impulsará un partido más honesto y más honrado, sin imposiciones.

Se entregó la Medalla “Rafael Rodríguez Barrera” a Beatriz Rangel, única política de la vieja guardia que vino a darle su apoyo a Moreno Cárdenas.

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