Rollo: Ambrosio Gutiérrez Pérez
Tatiana Clouthier, la hoy diputada de Morena y ex coordinadora de la campaña presidencial de López Obrador inició la controversia. Acusó al historiador Enrique Krauze de participar en una campaña contra el hoy presidente, cuando era candidato. El acusado lo negó, su crítica siempre ha sido abierta, dijo, y sólo buscan vincularlo con una supuesta conspiración.
Y sí, en ese sentido tiene razón. Hemos leído críticas de Krauze a López Obrador razonadas en lo que él cree, pero también sustentadas en datos durossobre el pensamiento del propio Presidente, extraídos de sus libros. Todavía en enero pasado el Historiador publicó un ensayo en Letras Libres: “El PRESIDENTE HISTORIADOR”, que revela lo que a Krauze le parecen contradicciones y fallas del tabasqueño.
Cierto, Krauze no tendría por qué involucrarse en una especie de “compló” contra López Obrador si ha sido, públicamente, uno de sus críticos y parte del grupo de intelectuales que ha escrito contra él, que lo han llamado “mesías tropical”, que no congenian ni concilian con sus formas, y a los que el hoy Presidente ha calificado como “conservadores”, “intelectuales de derecha” o “fifís”.
Ya Krauze explicó su parte, pero no se trata de defenderlo a él, sino de subrayar lo que el Presidente declaró: “No queremos política. Es un buen historiador (Enrique Krauze). Tiene una postura política no precisamente afín a la nuestra, pero merece todo nuestro respeto… No vamos a perseguir a nadie por sus ideas, no vamos a utilizar mucho menos al Estado para cuestionar a escritores, a críticos… Lo que estamos buscando es que el Estado ya no proteja a escritores, que no haya intelectuales orgánicos”.
Y es que a Krauze, como a Héctor Aguilar Camín (el otro grupo de intelectuales cobijados en Nexos y la editorial Cal y Arena), han sido acusados de hacer negocios con el Estado mexicano (como si fuera pecado que empresas mercantiles, hechas para ganar dinero, contraten publicidad u otras formas de servicios con los gobiernos), y más: servir a los gobiernos. Si fuera cierto, y aunque sean intelectuales (o periodistas), también tienen derecho a trabajar y ya dependerá de cada quien si entrega su ética y su dignidad.
Este lunes, por ejemplo, Aguilar Camín escribe en Milenio una ácida crítica al Presidente. Lo acusa de ofrecer todas las mañanas “un doble espectáculo de abuso: de palabra y de poder”.
Pero está bien, el Presidente también tiene derecho a subrayar que no protegerá a escritores y a declarar que no hay “intelectuales orgánicos” (o sea, al servicio de su gobierno), aunque en esa parte sea cuestionable pues hoy hay decenas de intelectuales afines al pensamiento y formas de López Obrador que pueden ser considerados también “orgánicos”. ¿Les paga? No sabemos, pero sí lo apoyan casi incondicionalmente.
Rendijas
—Reglas claras y piso parejo… pidió el ex rector José Narro en una entrevista en la que habló de su aspiración de dirigir el Partido Revolucionario Institucional. Es lo mismo que ha pedido el otro fuerte aspirante, el gobernador de Campeche Alejandro Moreno Cárdenas.
Ambos personajes están a la espera de que el Comité Ejecutivo Nacional emita la convocatoria para inscribirse e iniciar, en forma, sus campañas entre los priistas de a pie.
—Y precisamente Moreno Cárdenas declaró: si no hay consulta a la base (priista) el PRI revienta. El PRI no se va a arreglar con “buenas intenciones”. No puede ser un “club de Toby” el que decida los destinos del PRI.
