Conozca a… ¿Janice o ‘Yanis’? ¡Ahí está el detalle!

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Rollo: Celia Franco; flashazos: Jorge Pallota
Aplicada en todo lo que hace, una mujer que ha aprendido a ganarse su lugar, que sabe lo que es no tener trabajo y preocuparse por cómo pagar sus deudas y aun así a mantener el optimismo, a nunca detenerse, pero sobre todo a ser humilde y a valorar lo realmente importante.

Janice Escobedo Salazar es una diputada joven. Llegó a Mérida a los 17 años. En su natal Oxkutzcab fue una joven sobresaliente por su buen carácter y su bella presencia; sin embargo, al llegar a la ciudad se enfrentó con una realidad muy diferente, pues sus compañeros de escuela no solo le repetían que era de pueblo, sino que además no sabía ni pronunciar su nombre.

Y es que la joven siempre fue llamada Janice (así como se escribe, con “J”) pero en la capital yucateca le señalaron que su nombre, por ser anglosajón, debía de pronunciarse “Yanis” y aunque su presencia seguía jugando a su favor, adaptarse no fue tan fácil.

Más tarde, la vida le enseñó que su familia estaría siempre, en las buenas y en las malas, por eso hoy valora como nunca la compañía de su padre, quien ha sido un gran ejemplo y apoyo; la de su madre que le enseñado a quererse, a que lo más importante en su vida debe de ser ella y la de sus hermanos y sobrinos.

Sencilla, humilde y respetuosa, serían los calificativos que la describen a la perfección; sueña con casarse y convertirse en mamá. Cuando habla del tema los ojos le brillan y la sonrisa es inevitable.

¿Cama o hamaca?

Cama, aunque haya mucho calor, cama.

¿Comida y postre favoritos?

Relleno negro y de postre, crema española.

¿Frase que con se identifique?

“Una mujer de éxito debe servir de inspiración a otras para perseguir sus sueños con firmeza”, lo dijo Serena Williams (tenista). Lo que nos está pasando ahora es que cuando una mujer logra algún éxito, muchas en lugar de celebrarlo, siempre están buscando un “pero”.

Si pudiera tener un súper poder, ¿cuál elegiría?

¡Ay! ¡Volar! Lo sueño, creo que es libertad, mirar todo de diferente manera.

¿Cuándo era niña que soñaba ser de grande?

Contadora (y con una sonrisa como nostálgica siguió). Mi papá era contador de Banrural, llegaba en las noches y yo escuchaba que llegaba en su volchito y mientras él se cambiaba los zapatos y descansaba la espalda, yo me levantaba de mi cama, iba al sillón donde se sentaba solo para darle un besito y volver a acostarme.

¿Algún momento en tu vida que le haya marcado?

Alzó la ceja, bajó la mirada: tuve un trabajo en donde mi jefe me humillaba, me hizo sentir tonta, inservible, que no era buena para lo que hacía y lo aguanté porque de verdad creía que este señor era tan importante que podía decir que, de verdad, no era buena y nadie me iba dar trabajo. Hasta que un día vencí el temor de decírselo a mis papás (las lagrimas aparecieron en sus ojos y la voz se le cortó) y ellos me dijeron que lo más importante era mi tranquilidad, me hicieron fortalecer mi autoestima. Eso me convenció de que la familia es nuestra mayor fortaleza.

¿Fue muy noviera?

No, fui de noviazgos muy largos, solo tuve tres novios anteriores y espero que con el actual sea el bueno.

¿Mejor virtud?

Sonrió: tengo muy buena memoria, tal vez no sea muy bueno para los demás (risas).

¿Peor defecto?

Soy muy impaciente, pero ya estoy trabajando en eso.

¿Arriba o abajo?

Asombrada, alzó la voz: ¡Qué! ¿De qué? (se hizo para atrás en la silla, quedó roja y rió nerviosa), pues depende; ¡arriba! (y soltó la carcajada).

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