Rollo: Celia Franco
Las cosas no están bien y no pintan para mejorar a pesar de los esfuerzos que hacen algunas autoridades. Pareciera que México se está cayendo a cachitos y no me refiero únicamente a la pandemia que enfrentamos por el Covid-19, que es mundial y que nos ha puesto en jaque al igual que a países mucho más fuertes que el de nosotros.
Hablo de casi todo. Por ejemplo, en lo económico el gobierno morenista que encabeza Andrés Manuel López Obrador, ya salió a decir que se acabaron los ahorros y que el próximo año enfrentaremos otra crisis, sólo que ésta será la peor del siglo.
Tal declaración me pone los pelos de punta, me asusta y eso que yo nací con la crisis. En 1982, cuando aquella gran devaluación a la que le siguieron varias “menores”, di el primer respiro y desde que tengo memoria siempre estamos enfrentando una crisis.
A mí nunca me tocó un México boyante. Sin embargo, en los últimos años, vivíamos estables. ¡Ojo! No es lo mismo que sin preocupaciones, al menos no la mayoría de los mexicanos, los que somos de la clase media y que si no trabajamos no comemos. Pero la llevábamos tranquila, ya le habíamos agarrado la onda a nuestros gastos y hasta un gustito podíamos darnos de vez en vez.
Hoy, el encargado de estabilizar al país y de generar ingresos, de propiciar una mejor calidad a los ciudadanos, ese que tanto cacareó durante 18 años que cuando llegara al poder arreglaría todos los problemas en cinco minutos, se dedica únicamente a decirnos que todo va a estar bien, que seamos felices, pero no muestra ninguna estrategia que demuestre cómo está trabajando y las mejoras que tendremos.
Y hablo en futuro porque hoy, somos miles los que estamos sumidos en la incertidumbre. No suelo utilizar este espacio para hablar de temas como política o economía, procuro que sea un espacio de remembranzas, que nos haga sonreír o pensar en cómo podemos mejorar nuestras actitudes para tener una mejor sociedad. Pero hoy no pude evitarlo, siento un nudo en el estómago porque mi hijo está comenzando a estudiar la universidad, con mucho sacrificio hemos logrado que pueda elegir la ingeniería que de verdad le gusta, pero tiemblo sólo de pensar que si nuestro Presidente no toma las medidas adecuadas y caemos de nueva cuenta en una crisis económica, él tendrá que truncar ese sueño.
¿Y por qué si ha trabajado mucho para alcanzarlo? Pienso en mis padres, que ya son mayores y que, como es natural, cada vez tienen más necesidades médicas. ¿Cómo las vamos a solventar? ¿De dónde sacarán el dinero para hacer que el país siga funcionando en lo más básico?
Entonces me acuerdo de mi muy pequeña Afore y sudo. Me pregunto si dentro de cuatro años nos dirán que tuvieron que utilizar nuestro dinero para que los programas básicos pudieran seguir funcionando.
Tal vez (espero) estoy sobrepensando las cosas o no las estoy entendiendo y sí hay un plan para evitar que nos desplomemos, pero hoy por hoy nadie explica nada y eso también es una forma de atormentarnos, por decirlo de una manera no tan fuerte.
