El barrio de San Cristóbal de esta ciudad capital volvió, como cada año, a ser el centro de la atención peninsular por las tradicionales “mañanitas” a la Virgen María, la “morenita del Tepeyac”, en donde arribaron miles de antorchistas en diversas modalidades: desde la carrera a patitas hasta la jalada en bicicletas.
Un buen lote de peregrinos proviene de estados vecinos y hasta de lugares apartados como la Ciudad de México.
En los alrededores del centro mariano hay sitios de hospedaje para los fieles devotos. No cabe duda: las muestras de fe son grandiosas.