El universitario más joven en la historia de la UNAM, Carlos Santamaría Díaz, de 13 años de edad, recibió un amparo para que la máxima casa de estudios determine en qué medida fue el “acoso y la difamación de la que fue víctima” por parte de personal académico de la institución mientras cursaba el primer semestre de la licenciatura en Física Biomédica.
Esto, ya que el menor lleva más de un año sufriendo acoso de sus profesores, que al parecer no soportan que un niño estudie en la UNAM, por lo que el tribunal federal ordenó que se repare el daño y se garantice la plena inclusión del joven en un ambiente libre de violencia.
«En el semestre se me habían venido dando calificaciones injustas, (en la materia de álgebra) y digo, bueno no quiero sacar esa calificación, voy a hacer el examen final y me ponen cero; entonces hago la segunda vuelta y me ponen el mismo examen en el que saqué cero, y pregunto en qué me equivoque, por qué saqué cero, entonces (la suplente del profesor titular) empezó a decirme que yo no tenía por qué estar ahí, que porque era un niño y que los niños no van a la universidad, bla, bla, bla. Todo era así, calificaciones injustas o una mirada fea”, narró el adolescente.
Antes de esta situación, que ocurrió en una de las aulas de la Facultad de Ciencias en Ciudad Universitaria, otro profesor de la coordinación de Biología Celular lanzó una campaña en redes sociales para cuestionar su capacidad académica y amenazó con realizar acciones para demostrar que no merecería ser alumno de la UNAM.
Carlos prefirió ignorar esta campaña y seguir estudiando. Terminó con un diez en el examen final de álgebra.
Su papá Fabián Santamaría, sin embargo, decidió tramitar un amparo ante el Séptimo Tribunal Colegiado en materia administrativa, argumentando la omisión de autoridades universitarias para brindar un ambiente adecuado para que su hijo estudiara en la UNAM.
La sentencia de amparo señala que la directora de la Facultad de Ciencias, Catalina Stern, como autoridad responsable deberá informar al rector de la UNAM, así como al Consejo Universitario la situación de Carlos para que garanticen la plena inclusión del alumno en la comunidad universitaria, en un ambiente libre de todo tipo de violencia considerado, incluso, el perfeccionamiento de la Legislación Universitaria.
Ahora mismo, Carlos cursa su segundo semestre de la carrera en la UNAM, convencido de que tiene la misión de servir como la puerta de entrada de muchos más niños como él a la Universidad.
“A los niños les diría que los que quieran y crean que puedan, que estudien para el examen de admisión (a la UNAM), que lo hagan, que le echen ganas y entren para seguir presionando a que la UNAM termine teniendo que abrir una circunstancia especial, que esto ya empezó con la sentencia que dio el juez”, finalizó.
(Con información de Excélsior/Foto: redes sociales)
