MÉRIDA, Yuc.- La toma de antibióticos, además de curar algunas enfermedades, debilita y hace a la persona más proclive a desarrollar otras, por eso no se aconseja tomarlos sin prescripción médica.
En Yucatán es común que algunas personas consigan antibióticos sin que medie una prescripción médica y esta atomedicación constituye un serio problema que facilita la aparición de resistencias.
Según una publicación de Saludario, tomar antibióticos es casi comparable a una quimioterapia para el cuerpo, al matar bacterias benéficas.
Antibióticos matan bacterias benéficas
El cuerpo humano tiene en total 30 billones de células aproximadamente y dentro de los intestinos está la microbiota, reconocida también como flora intestinal.
Presentes en la piel, boca y membranas corporales, existen alrededor de 100 billones de bacterias, es decir, hay 3 bacterias por cada célula.
Los antibióticos, tienen como función matar bacterias patogénicas; pero la mayoría de las bacterias no son patogénicas, y al tomarlos se mueren gran parte de las bacterias benéficas para el cuerpo.
Por ejemplo, las bacterias benéficas del intestino grueso producen ácido butírico, sustancia antiinflamatoria que permite aumentar el metabolismo en un 20 por ciento, ayuda al funcionamiento correcto del cerebro y del sistema nervioso, quita el dolor, ayuda a dormir bien, quita el Alzheimer y brinda un estado emocional saludable.
Los antibióticos no afectan a los virus, sino a las bacterias produciendo estragos en la microbiota, que trata de recuperarse; para que esto se dé, debe dársele al cuerpo bacterias buenas como acidophilus bulgaricus, o bifidus, que son bacterias lácticas que ayudan a regenerar en el intestino, lo que el antibiótico destruye, por eso es necesario reemplazar para que no se favorezca el crecimiento de bacterias patógenas.
Otros efectos adversos de la automedicación
La mayoría de los fármacos tienen efectos sobre el sistema inmune específico y sus efectos adversos incluyen todos los comunes para las quinolonas tales como desórdenes gastrointestinales, reacciones de hipersensibilidad, tendinitis, fotosensibilidad y prolongación del intervalo.
También se ha visto que causan jaquecas, mareos y eventos menos comunes incluyen confusión e insomnio.
