En Yucatán es muy alto el consumo de carnes asadas al carbón. Lo mismo un poc chuc que un pollo son asados diariamente al carbón en diversos puntos para su venta, y muchas más personas realizan sus acostumbradas reuniones sin faltar la carnita asada.
Sin embargo, de acuerdo con un estudio de la Profeco, consumir con frecuencia alimentos al carbón incrementa el riesgo de padecer cáncer, pues al cocinar a más de 150 grados centígrados, ya sea al freír en un sartén o asar a fuego directo, se generan compuestos químicos como la acrilamida.
En la edición de marzo de la Revista del Consumidor, la Procuraduría Federal del Consumidor alertó sobre este hecho, explicándose que consumir en exceso la acrilamida puede causar problemas de salud, e incluso aumenta el riesgo de padecer cáncer.
Pero no nada más eso, sino que el consumo regular de carne al carbón, algo que se da cuando menos en nuestro estado muy frecuente, también eleva el riesgo de padecer hipertensión arterial.
Con respecto a la acrilamida, se explicó que mientras más negro quede el color de la carne cocinada, más de ese químico contiene, lo cual también ocurre con otros alimentos como papas y vegetales variados.
Lo mejor, en todos los casos, es que al cocinarse se retiren del fuego cuando esté la comida ya de un tono ligeramente dorado.
Incluso, hay gente que gusta de tostar el pan y comerlo un poco quemado. Pues también en este caso se genera la acrilamida, cuyo peligro ya fue advertido.
Ante todo, la recomendación de la Profeco se centra en no comer las partes quemadas o carbonizadas de los alimentos, reducir el consumo de carnes asadas, y si se van a cocinar, lo mejor es que sea a fuego lento, aunque tome un poco más de tiempo, ya que así se puede controlar la aparición de partes quemadas. Tampoco hay que olvidar marinar la carne para ayudar en su cocción.
