Seguramente has visto numerosas veces en internet las escenas de parodia tomadas del filme dramático La Caída (Der Undertang), en las que Hitler se entera de… y pone como camote a sus altos mandos en el marco del fin de la Segunda Guerra Mundial.
Bueno pues este sábado falleció su protagonista, el reconocido actor suizo Bruno Ganz, que tenía 77 años de edad. Ha muerto en su domicilio de Zúrich a causa de un cáncer.
Trabajó con renovadores del cine alemán, como Werner Herzog (Nosferatu, el vampiro de la noche). En 1978 saltó al cine anglófono con Los niños del Brasil, sobre los experimentos de Mengele.
Después, la industria hollywoodiense acudió a él con frecuencia para proyectos de todo tipo. Trabajó con Francis Ford Coppola (El hombre sin edad), Jonathan Demme (El mensajero del miedo), Stephen Daldry (El lector), Ridley Scott (El consejero) o Atom Egoyan (Remember).
En el cine europeo, se puso a las órdenes de Theo Angelopoulos en La eternidad y un día, o de Jaime Chávarri, con quien rodó El río de oro cerca del monasterio de El Paular (Segovia).
En sus últimos años su actividad había sido frenética. Hizo de viejo hippy en la reciente The Party, de Sally Potter; de abuelo de Heidi en una producción familiar suiza, y de Sigmund Freud en la aún inédita The Tobacconist, además de participar en lo nuevo de Terrence Malick, Radegund. Ganz tiene en cartelera La casa de Jack, de Lars von Trier, donde ejerce de voz de la conciencia.
El papel de su vida
Pese a ese largo historial, su gran interpretación ha sido el Hitler de El hundimiento, papel que le costó años aceptar y que reprobó parte de su entorno, incluido su amigo Wenders. “Se dijo que no podíamos mostrar a un Hitler tan humano. Pero, ¿qué significa humano?”, se preguntó Ganz. “Hubiera preferido interpretar el ascenso de Hitler, pero nadie toca esa sustancia”, explicó en 2010 a Die Tageszeitung.
Para encarnar al dictador, Ganz estudió el acento de la provincia austriaca donde nació y se internó en un centro de enfermos de Parkinson para estudiar sus movimientos.
Reflejo de la desesperación tardía del personaje, pero también de la banalidad cotidiana durante sus últimos 12 días de vida, la interpretación de Ganz hizo historia.
Para Ganz, que había interpretado a Hamlet y a Macbeth en el teatro, ese habrá sido su particular Rey Lear. Ganz era el portador del Anillo de Iffland, que ostenta el mejor actor en lengua alemana de forma vitalicia. Desde ayer, busca un nuevo propietario.
(Con informacion de elpais.com/Foto: bild.de)