Sonríe el ‘Joker’ de Joaquín Phoenix en Festival de Venecia

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Como en las películas más trepidantes, la Mostra de Venecia terminó este sábado con un giro inesperado. El jurado presidido por la directora argentina Lucrecia Martel concedió el León de Oro a Joker, dirigida por el estadounidense Todd Phillips, un oscuro retrato del mejor enemigo de Batman que se había convertido en una de las sensaciones del festival, pese a no tener el perfil tradicional de los filmes encumbrados en los certámenes europeos de cine de autor.

En este caso, el villano adopta todo el protagonismo de la historia. La película, ambientada en el Nueva York de 1981, narra la desconocida juventud del Joker, a través de un estudio psicológico de un personaje enfermo y desequilibrado al que el mundo hizo así con su persistente desprecio. Phillips también formula una parábola social que habla de una venganza de los oprimidos y los humillados por los poderosos, que muchos vincularon a la actualidad en muchos lugares del mundo.

Sobre el escenario, Phillips agradeció a los estudios Warner y a DC Comics que “salieran de su zona de confort” al aceptar producir una película inhabitual, que se dice hija de Martin Scorsese (los guiños a Taxi Driver y El rey de la comedia oscilan entre el homenaje y el calco).

Además, dedicó el premio a su excepcional protagonista, Joaquin Phoenix, que perdió 23 kilos para encarnar este papel. “No habría película sin él. Es el más fiero, valiente y abierto de mente, una alma bella a quien agradezco que me confiara su loco talento”, expresó el director, conocido hasta ahora por haber dirigido la trilogía de Resacón en Las Vegas. El premio en Venecia le hace ascender inmediatamente de categoría. La película llegará el 4 de octubre a las salas españolas.

También sorprendió el Gran Premio del Jurado a Roman Polanski por El oficial y el espía. Los rumores la dejaban fuera del palmarés, tras la decisión de Martel de no acudir a la sesión de gala de la película para no tener que aplaudir a su responsable, cuya presencia en el festival admitió que le incomodaba, a causa de las acusaciones de agresión sexual que el cineasta polaco arrastra desde los setenta.

Fue avanzarse a los acontecimientos. El oficial y el espía, que se estrena el 13 de diciembre en España, terminó siendo una de las películas más aclamadas del festival y encabezando las clasificaciones de la crítica. En la película, Polanski reconstruye minuciosamente el caso Dreyfus, la falsa acusación de espionaje a un militar judío que conmovió la Francia de finales del siglo XIX y marcó el inicio del antisemitismo moderno.

Polanski no se desplazó a Venecia para recoger el premio para no correr el riesgo de ser extraditado a Estados Unidos, donde le aguarda una causa judicial. La encargada de hacerlo fue la actriz Emmanuelle Seigner, esposa del director y protagonista de siete de sus películas —incluida esta, donde tiene un papel secundario—, que pronunció un breve discurso sin alusiones a la polémica que sigue rodeando al cineasta.

Emmanuelle Seigner sostiene el premio que es para su esposo, el director Roman Polanski

“Quiere agradecérselo a todos sus actores y a su equipo técnico”, se limitó a decir Seigner. En la rueda de prensa de la película, la actriz había sido más explícita. “El sentimiento de persecución en su cine es fácil de entender. Basta con observar su vida”, afirmó entonces. Precisamente, es el único aspecto problemático que levanta la película: la identificación implícita de Polanski con su protagonista, que era un hombre inocente.

El premio al mejor director también fue inesperado. Lo recibió el cineasta sueco Roy Andersson por About Endlessness. La película resulta menos rotunda y brillante que su anterior entrega, Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia, por la que el cineasta se llevó el León de Oro en 2014, pero sigue estando marcada por el inigualable talento de Andersson para la puesta en escena y por su mirada lúgubre y tronchante a las pequeñas miserias que constituyen la mayoría de vidas. En las categorías interpretativas, el italiano Luca Marinelli se alzó con la Copa Volpi al mejor actor por su papel en la película Martin Eden, otra de las más aplaudidas durante el festival, que adapta la novela de Jack London trasladándola de California al Nápoles de comienzos del siglo XX. Marinelli dedicó el premio a “las personas espléndidas que están en el mar salvando a otros seres humanos”.

Mientras tanto, el premio a la mejor actriz fue para Ariane Ascaride por la película Gloria Mundi, dirigida por su marido, el cineasta marsellés Robert Guédiguian, infatigable cronista del destino de la clase obrera. En esta negrísima película sobre el estado del mundo, que relata la vida de una familia sometida a una brutal precariedad, Ascaride interpreta a una mujer de la limpieza que ha dejado de creer en la lucha sindical. La actriz recordó su condición de nieta de inmigrantes italianos y se acordó también de la triste actualidad en el continente. “Este premio es para todos aquellos que duermen eternamente en el fondo del Mediterráneo”, pronunció sobre el escenario.

(Info: elpais.com/Foto:

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