Cuando una persona tiene una muerte inesperada (en un accidente, por ejemplo) se dice que deja “pendientes” que a veces son tan importantes que aun difuntos su espíritu trata de solucionar usando todos los medios posibles.
Así lo pude comprobar con una investigación, en donde una señora y su hija que viven en la colonia Alemán de la ciudad de Mérida, sufrieron la pérdida del jefe de la casa en un accidente de tránsito y a los pocos días empezaron a escuchar ruidos en lo que era su despacho:
“Nunca ha habido ratones en la casa ni se han escuchado ruidos raros, pero en esa ocasión se daban de forma insistente en el escritorio donde trabajaba», señaló la viuda.
Y aunque parecía lógico suponer que debían abrir los cajones para ver el motivo de que se escucharan ruidos ahí, ellas nunca lo hicieron, decidieron llamarme para hacer la investigación.
Ya habían transcurrido casi dos meses y luego de que me explicaron todo, abrimos uno a uno los cajones, pero uno en especial no se pudo abrir, ya que tenía un cerrojo y no sabían quién tenía la llave; llamaron a un cerrajero y al lograr abrir nos dimos cuenta de que allí había una fuerte cantidad de dinero en efectivo, lo que ignoraban tanto la madre como la hija.
A partir de los días siguientes ya no se volvió a escuchar ningún ruido; si usamos la lógica, todo parece suponer que el alma en pena del señor estaba buscando la manera de que su esposa y su hija abrieran ese cajón y sacaran ese dinero, el cual sería el patrimonio de ambas, pero como ya habían pasado dos meses de la muerte y ellas ni se preocupaban por esculcar el escritorio, éste buscó la forma de llamar la atención.
Hay que recordar que las almas en pena tienen diferentes “niveles” o grados de fuerza, los más poderosos pueden plasmarse y aparecerse, tal como eran en vida e incluso hay quien los ve y piensan que es la persona viva (ocurre cuando el testigo desconoce que la persona ha muerto), pero en ocasiones sólo pueden aparecerse ligeramente o son imperceptibles a la vista, y lo único que pueden hacer es emitir leves ruidos o mover cosas.
Por tal motivo, el protagonista de este caso no podía aparecerse de una forma manifiesta y clara, y lo único que podía hacer es mover y hacer ruidos en el cajón de ese escritorio para que tanto su esposa como su hija pudieran descubrir ese dinero que les ayudaría mucho en sus gastos.
Y así como esta historia hay sin duda muchos otros casos similares, pero por desgracia a veces las personas vivas, aunque escuchan ruidos extraños o ven sombras u objetos que se mueven solos, por temor o por incredulidad no hacen nada.
Por otra parte, les recuerdo que el próximo sábado 13 de octubre, la Gira Paranormal llega a Kinchil (en la terraza del Palacio Municipal), en donde presentaré mis nuevas investigaciones y evidencias paranormales. Las funciones serán a las 7:30 y 9:30 de la noche, a beneficio de los estudiantes de último grado del Cobay de ese municipio.
Rollo: Jorge Moreno
