Enigmas: ¿Aún existen los “transportadores de almas”?

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Por Jorge Moreno
Hace unos días, recibí la visita de don Augusto Mex Gorocica, quien comenta que su difunto abuelo fue despedido en su funeral por un “transportador de almas”, antiguo oficio que actualmente ya está casi en extinción:

“Mi abuelo murió en el año 2003, y había una tradición en mi familia, que sea despedido el cuerpo por una persona llamada ‘transportador’ que tiene el fin de que descansen en paz, a varios de mis familiares se les hizo, pero con mi abuelo terminó la tradición pues poco después falleció la persona y hasta el día de hoy no conocemos a otra persona que lo haga”, finalizó.

De acuerdo con antiguas creencias, se piensa que cuando una persona fallece, antes de que transcurran 24 horas su alma aún está muy cerca de su cuerpo y para poder cruzar el umbral e irse al cielo en paz, debe recibir la ayuda de una persona viva.

Para eso sirve el “transportador de almas”, quien junto al cuerpo del difunto, ya sea en la casa en donde lo están velando, en la funeraria o en el panteón poco antes del entierro, debe acercarse, mirar a los ojos al occiso (aunque este los mantenga cerrados tal y como marca la tradición, hacer contacto físico por unos breves segundos (tocarle la mano, el brazo, el hombro, o cualquier parte del cuerpo, no importa que toque su ropa) y hacer una muy breve oración.

De esta forma, las penurias, incertidumbre o miedo se le quitan al difunto en cuestión de segundos y este ya descansa en paz.

A principios del siglo pasado esta tradición era muy arraigada en España y los “transportadores” eran muy requeridos principalmente en los cementerios, pues se afirma que esto es más efectivo que hacerlo en el velorio.

¿Pero quién podría ser un transportador de almas?

Evidentemente tal y como en cualquier oficio o trabajo, no puede ser cualquier persona; de entrada debe ser una persona que no le tenga miedo al más allá, que sea fría de carácter (para que no le gane el sentimiento cuando esté ante muchas personas llorando) y también debe saber la oración secreta.

Algo muy importante también es su extremada discreción, es decir, cuando reciben la llamada de alguien para que acuda a ver al difunto, debe llegar de forma desapercibida, con cualquier ropa, y a veces se hace pasar por un familiar o conocido, y como su trabajo requiere a veces menos de dos minutos, basta que en un momento determinado se acerque al féretro para hacer lo antes señalado y con las mismas se va…

Transportadores en México

En las ciudades de México, Guadalajara, Tampico y Villahermosa se tienen antecedentes de estos trabajos, al menos hasta mediados de los ochentas, aunque no hay un registro exacto porque evidentemente no existen sindicatos, ni se anuncian en las páginas del directorio comercial ni en los periódicos.

Quizás usted se esté preguntando cuál es el costo de este peculiar trabajo, pues aquí existe otra peculiaridad que lo hace especial y que en cierta forma le da veracidad al mismo: ¡no se cobra nada!

La explicación que se da ante la nula tarifa es que se hace de buena fe, de corazón y que no se debe lucrar con ese don especial que Dios les da a los “transportadores de almas”.

Antiguamente se sabía que se les “gratificaba” con una taza de café, una comida o una imagen de algún Cristo o santo, o sea, con algo muy simbólico. El único requisito es que después del trabajo, la o las personas enteradas, cada vez que recen, también den una pequeña oración a favor del “transportador”.

Al principio algunas personas se muestran cerradas para requerir estos servicios, ya que por el dolor de perder a un ser querido o la poca difusión de esta tradición no les permite realizarlo, además de que hay quienes piensan erróneamente que esto está prohibido o va contra la Iglesia. Cabe aclarar que esto que se hace es independientemente de los servicios de santos óleos o despedida que hacen los sacerdotes al difunto.

Una persona que ha requerido de estos servicios dijo una vez: “La verdad no se pierde absolutamente nada por contratar a una de estas personas, ni dinero porque es sin costo, y creo que de ser real todo esto, nuestro ser querido lo agradecerá eternamente”.

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(Foto de contexto: unsplash)

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