Enigmas: Rumpelstiltskin, el duende maligno

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Enigmas: esta es la historia del duende Rumpelstiltskin, que salvó a una muchacha a cambio de una vida

Por Jorge Moreno
Muchos cuentos e historias ficticias están inspiradas en hechos reales, y a veces, por tratarse solo de eso, no nos damos cuenta de muchas cosas que hay alrededor de un personaje.

Los hermanos Grimm crearon en el siglo XVIII una historia que hasta el día de hoy trasciende, el cuento de “El Enano Saltarín”, en donde Rumpelstiltskin, el duende maligno, es el antagonista de la historia. Pero antes de explicar el verdadero rostro de este personaje, déjame decirte que en la historia del cuento se afirma que en un tiempo muy lejano el rey decidió pasear por sus dominios, que incluían una pequeña aldea en la que vivía un molinero junto con su bella hija.

Al interesarse el rey por ella, el molinero mintió para darse importancia: “Además de bonita, es capaz de convertir la paja en oro hilándola con una rueca”. El rey, francamente contento con dicha cualidad de la muchacha, no lo dudó un instante y la llevó con él a su palacio.

Una vez en el castillo, el monarca ordenó que condujesen a la hija del molinero a una habitación repleta de paja, donde había también una rueca: “Tienes hasta el alba para demostrarme que tu padre decía la verdad y convertir esta paja en oro. De lo contrario, serás
desterrada.”

La proeza

La pobre niña lloró desconsolada, pero he aquí que apareció un estrafalario enano que le ofreció hilar la paja en oro a cambio de su collar. La hija del molinero le entregó la joya y el enano hiló toda la paja, convirtiéndola en el preciado metal dorado.

Cuando el rey vio la proeza, guiado por la avaricia, la llevó a una habitación más grande, repleta de más paja, para que repitiera su hazaña.

La muchacha estaba desesperada, pues creía imposible cumplir la tarea, pero, como ocurriera el día anterior, apareció el enano saltarín: “¿Qué me das si hilo la paja para convertirla en oro?”, preguntó al hacerse visible. “Sólo tengo esta sortija”, le contestó la doncella al gnomo, tendiéndole el anillo. “Empecemos pues,” respondió el diminuto ser, y en cuestión de una hora, toda la
paja de nuevo se convirtió en oro hilado.

Pero la codicia del rey no tenía fin, y cuando comprobó que se habían cumplido sus órdenes, anunció: “Repetirás la hazaña una vez más, si lo consigues, te haré mi esposa”, pues pensaba que, a pesar de ser hija de un molinero, nunca encontraría mujer con mejor dote. Una noche más lloró la muchacha y, de nuevo, apareció el grotesco enano: “¿Qué me darás a cambio de solucionar tu problema?”, preguntó, saltando, a la chica.

La boda

“No tengo más joyas que ofrecerte”, y pensando que esta vez estaba perdida, gimió desconsolada. “Bien, en ese caso, me darás tu primer hijo”, demandó el enanillo. La muchacha aceptó sin dudar, pues lo único que quería era salir de ese problema.

El duende cumplió su parte y cuando el rey entró en la habitación, sus ojos brillaron más aún que el oro que estaba contemplando, y convocó a sus súbditos para la celebración de la boda con la doncella hija del molinero.

Vivieron ambos felices y al cabo de un año tuvieron un precioso retoño. La ahora reina había olvidado el incidente con la rueca, la paja, el oro y el enano, y por eso se asustó enormemente cuando una noche apareció el duende saltarín reclamando su recompensa.

“Por favor, enano, por favor, ahora poseo riqueza, te daré todo lo que quieras”, expresó la joven reina. “¿Cómo puedes comparar el valor de una vida con algo material? Quiero a tu hijo”, exigió el desaliñado enano. Pero tanto rogó y suplicó la mujer, que conmovió al duende: “Tienes tres días para averiguar cuál es mi nombre, si lo aciertas, dejaré que te quedes con el niño”.

Pero por más que pensó y pensó, la reina no pudo encontrar la respuesta correcta en el primer día. Al segundo día, envió a sus exploradores a buscar nombres diferentes por todos los confines del mundo. De vuelta, uno de ellos contó la anécdota de un duende
al que había visto saltar a la puerta de una pequeña cabaña cantando y diciendo que nunca adivinarían que su nombre era Rumpelstiltskin.

La decepción

Cuando volvió el enano la tercera noche, y preguntó su propio nombre a la reina, ésta le contestó: “¡Te llamas Rumpelstiltskin!” “¡No puede ser!” gritó él, “¡no lo puedes saber! ¡Te lo ha dicho el diablo!”. Y tanto y tan grande fue su enfado, que dio una patada en el suelo que le dejó la pierna enterrada hasta la mitad, y cuando intentó sacarla, el enano se partió por la mitad.

Así acaba el cuento de los hermanos Grimm, de hecho, la fama de este duende se multiplicó hace unos cuantos años, cuando salió en la zaga de películas de “Shrek”, en donde se ve cómo un duende estafador, que empezó a hacer tratos sucios con la gente, tratos que consistían en que los deseos de la personas se cumplan a cambio de algo, pero estos tratos tienen unas letras pequeñas, haciendo que el duende siempre salga beneficiado.

Sin embargo, la historia oscura de este caso habla de que los hermanos Grimm se inspiraron en crear esta historia en un suceso real que ocurría en la Alemania en ese siglo, la presencia del demonio maligno, Rumpelssichiok, el cual devoraba a personas en los bosques de Baviera, dejando solo un espeso liquido amarillo como rastro; de hecho, en los archivos de la época se habla de la desaparición documentada de más de 200 personas; el nombre de este demonio y la similitud del líquido con el oro, Muchos cuentos e historias ficticias están inspiradas en hechos reales, y esto a veces confirma que la realidad supera a la ficción.

Si quieres saber más de este caso, ayer subí un vídeo a mi canal de youtube “Jorge Moreno Misterios”.

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