Enigmas: relatos misteriosos de la silueta, el tío y los lamentos

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Rollo: Jorge Moreno
Hoy les presentamos otros tres relatos paranormales que nos han enviado nuestros lectores de esta sección, vía correo electrónico o redes sociales; recuerda, si quieres
compartir alguna experiencia que te haya pasado, relacionada con fantasmas, Ovnis
o sucesos extraños, nos lo puedes enviar al mail: [email protected]

Eddy de Jesús Maldonado Medina relata lo siguiente:

“Hace como seis o siete años, en el día de mi cumpleaños, después de que me organizaran un pequeño convivio unos compañeros, regresaba a casa caminando, ya que no me encontraba tan lejos, eran como las doce de la noche o un poco más”.

“Recuerdo que iba caminando debajo de la banqueta, porque esa era mi costumbre y no pasaban tantos carros, la calle estaba un poco silenciosa por la hora, cuando alzo la mirada y a lo lejos veo que viene una persona en el mismo camino que el mío, y como ya era tarde y estaba solo en la calle decidí subirme a la banqueta para no toparnos tan de frente”.

“Recuerdo que yo estaba un poco nervioso, pero luego vi que en una de las casas había una fiesta y pues me dije, si me intentan asaltar o algo pues pido auxilio en esa casa o qué sé yo; el caso es que seguí caminando y ésta persona seguía viniendo, cada vez nos acercábamos más y más hasta que llegamos a la misma calle”.

“Era una silueta alta como de dos metros o más, con una túnica negra que lo cubría de pies a cabeza, se me hizo muy raro y seguí caminando, hasta que pasó junto a mí, algo me decía que no volteara a ver, pero de reojo sentí que me miraba fijamente mientras cruzaba a mi lado”.

“También vi la silueta como si cargase a un bebé, y enseguida sentí un olor a podrido como a muerto, sentí mucho miedo, pero seguí caminando; algo me decía que no volteara a ver y no hiciera contacto visual, llegando a la esquina di la vuelta y arranqué a correr para mi casa, antes de entrar volteo a ver si no me seguían y entro a la casa, recuerdo que desperté a todos y les conté lo sucedido porque estaba muy asustado”.

Pero ahí quedó todo, nunca supe qué fue aquella cosa grande con esa túnica negra y olor fétido. Esto me sucedió en el fraccionamiento Francisco de Montejo, (cerca de la glorieta de La Mestiza).

Por su parte, María Isabel Sánchez Brito nos cuenta que: “Una semana después de suicidarse mi hermano, estaba yo lavando el piso cuando veo a dos de mis hijos pequeños (en ese entonces uno con dos años y medio y el otro un año mayor) mirando a la pared y hablando con alguien que yo no veía”.

“Les pregunté y me dijeron que estaban hablando con su “tiíto” Manuel. Yo les dije que eso no podía ser, pues les había explicado que su tío se convirtió en una estrella y estaba en el cielo; ellos me dijeron que lo sabían, pero que él estaba ahí con ellos diciéndoles que nos dijera a nosotros que no nos preocupáramos, ya que ahora era feliz y cuando estaba vivo no y que algún día nos volveríamos a ver”.

“Yo me quedé petrificada, pues dos niños tan pequeños como eran mis hijos hace 20 años no pueden mentir, porque no saben sobre eso. Luego otras veces he oído pasos en la habitación donde dormía mi difunto hermano y no había nadie”.

Para finalizar, les presentamos el tercer relato de hoy, que nos envía Johan Narváez:

“Hubo un tiempo en que a la mayoría de mis familiares ya les había pasado algo paranormal, a mí nunca me había ocurrido y yo deseaba poder ser testigo de algo”.

“Ocurrió que a raíz de la muerte de mi vecino, la noche que lo estaban esperando para velar me pareció escuchar como un lamento. Me fui por el lado lógico, el cual pensé que era una señora, pero pues en ese momento ninguno de los que se encontraban esperando los restos de mi vecino estaba llorando, cabe mencionar que este extraño lamento se escuchaba como una mujer, pero entre ese lamento se escuchaba como un aullido”.

“Después de ese día lo volví a escuchar otras dos veces, uno en una hacienda llamada Too, que pertenece al municipio de Mocochá, ya que en ese tiempo tenía que salir cerca de las cinco de la mañana para alcanzar el camión de seis para trasladarme a la villa de Conkal, ya que me encontraba estudiando la preparatoria en ese entonces”.

“Era muy temprano, no había otra persona en el paradero a esa hora, cabe señalar que hubo un tiempo cuando estaba en la primaria en esa comisaría, que se hablaba de que escuchaban a la llorona y por eso me causó un poco de temor el escuchar aquel lamento en ese sitio y posteriormente un sábado mientras iba al municipio de Mocochá, a la salida de esa población tenía que viajar muy temprano, y pasaba por una casa abandonada, pues bien en la entrada de ese terreno se encuentra un árbol con una especie de hueco en el centro, justo de allá escuché que salió un grito como de mujer, después de ese día nunca más volví a escuchar aquel lamento”.

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