Enigmas: Macabro encuentro con un señor extraño, un coyote y un gato

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Por Jorge Moreno
Hoy les presentamos un interesante (y espeluznante) caso paranormal que vivió Eliud Pérez López, quien actualmente radica en Chalco, Estado de México, pero que por cuestiones de trabajo estuvo durante un mes (noviembre de 2019) en Mérida:

“Te voy a contar lo que me pasó; esto sucedió en Amecameca, Estado de México, cerca de los volcanes. En una ocasión programé mis alarmas en día domingo por la noche para levantarme el lunes a trabajar, pues entraba a laborar a las 6:30 de la mañana, así que las programé a las una hora antes, a las 5:30 am, tanto la de mi celular como la de la televisión.

”Pues les cuento que sonaron a las 5:30 y me levanté, medio adormilado fui al baño y observé la televisión y ya estaba el noticiero, eran entonces ya las 5:55 de la mañana y me despedí de mi esposa y salí de mi casa.

”Cuando abrí la puerta al salir había en la calle un señor como de 1.85 metros de estatura, mirando una casa de enfrente; el sujeto tenía la ropa como color amarilla, percudida, vieja y sucia, pero la ropa era de manta, tenía el cabello gris y su semblante era blanco, pálido y morado; demasiado delgado, su piel estaba pegada al hueso, pero nunca me volteó a ver, él sólo observaba y observaba la casa de enfrente.

”Caminé rumbo a mi trabajo, pero en esa misma calle, a una cuadra vi cómo se acercaba un coyote, caminaba hacia mí de manera sigilosa y la mirada penetrante, pero con precaución y alerta; yo no le bajé la mirada y el tampoco a mí me la bajó, así que nos cruzamos y seguí de largo, pero sentí frío y volteé rápido y el coyote ya no estaba y tampoco el señor flaco, y esto era extraño, porque la distancia no era mayor a 50 metros.

”Así que no estaban, pero no me dio miedo, seguí caminando media cuadra más e hicieron un sonido así como ‘xit… xit’ y busqué de dónde provenía el ruido, pero no había nada; continué mi camino y la casa de mi abuelita materna estaba en esa misma calle y, de nuevo, me hicieron ese sonido ‘xit… xit… xit’ y busqué y nada.

Caminé como 10 pasos más de la casa de mi abuelita y enfrente había una vivienda de una partera muy conocida de Amecameca que se llama doña Natalia; ella se dedicaba a sobar el vientre y acomodar a los bebés para que nacieran bien, pero enfrente de su predio me hicieron de nuevo el sonido de ‘xit… xit’ y observé enfrente de sus arbolitos un gato negro del tamaño de un perro, un felino muy feo, parecía como si lo hubieran revolcado, pues su pelaje aparentaba que tenía grasa pero muy erizado, con los pelos en la punta de su lomo, y sus ojos eran negros muy profundos.

Y vi cómo se movieron sus labios y me dijo: “xit… xit’ ”Al ver esto, me espanté y salí corriendo a toda velocidad, llegué a mi trabajo, pues de mi casa a la chamba sólo me hacía unos 20 minutos caminando. Al llegar, toqué el timbre y salió el guardia y me dijo: ‘¿Qué pasó don Eliud?… ¿por qué toca tan desesperado?’ y le dije que ya era hora de
trabajar.

”El guardia se me quedó mirando y me dijo que si no venía yo tomado y le aseguré que no y que por qué me hacía esa pregunta, y me respondió que porque eran las 3:45 de la mañana. Yo no me explicaba qué pasaba con la hora, pues de mi casa había salido casi a las 5:55 am».

«No le tomé mucha importancia y le dije que pues a lo mejor se había adelantado mi reloj o las alarmas, pero pues ya casi eran las 4 y le señalé que me dejara pasar, me daría un baño y me prepararía para i trabajo pues era lunes y tenía pendientes, y entonces me dejó pasar, así que trabajé, pero un compañero de labores se me quedaba mirando y me dijo: ’Oye, ¿estás bien?, el guardia me informó que llegaste muy temprano y tú estás muy pálido’.

”Le dije que sí estaba bien, pero yo no recordaba lo que me había pasado en el trayecto, sólo recordaba que toqué el timbre de la empresa para entrar a trabajar, pero, de repente, mi compañero de nuevo me preguntó, y ya eran las 11 del día, poco antes del almuerzo: ‘Oye, ¿estás bien? porque tú eres moreno y tu color de piel ahorita es muy pálido, ¿no estarás enfermo?’.

”Le dije que no, pero de repente sentí mucho miedo y un escalofrío me abrazó y recordé todo y se lo conté a mi compañero. Él me dio una silla y me dijo: ‘Tranquilo, siéntate, a ti te sacaron de madrugada para dañarte y lo que viste fue un muerto, y recuerda que el coyote con esa mirada y el gato o fue una bruja o el nahual te quiso perjudicar’.

”La hora es inexplicable, pues las alarmas estaban programadas a la hora exacta y pues el noticiero de la televisión siempre empezaba a las 5:55; lo que pienso hasta el día de hoy es que ese día no estaba preparado para enfrentar al mal y mis ancestros me cuidaron. Esta es mi historia”, finalizó el lector don Eliud.

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