Enigmas: La gorra «embrujada»

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Por Jorge Moreno
No son pocos los casos de brujería relacionadas con el deporte; maldiciones, hechizos, cábalas y un sinfín de historias se cuentan con relación a ambos temas; en un par de ocasiones ya hemos hablado sobre ello en esta sección, pero hoy les presentamos un caso inédito pero real.

La historia podría ser parte de una novela o de una serie de Netflix, pero no, fue algo que sí sucedió. El protagonista de esta trama se llama Robert Mensah, uno de los mejores porteros que tuvo África en el siglo XX. De hecho, en 1970 fue declarado el noveno mejor jugador africano de la historia por la prestigiosa revista “France Football”.

Tenía, entre tantas particularidades, una muy especial: jugaba con una gorra que, según algunos adversarios, presentaba poderes mágicos y estaba hechizada. Varios se la intentaron quitar para romper el maleficio, pero él hasta llegó a defender con golpes de puño su amuleto.

Era tal su manía con esa gorra que hasta para ir a entrenar se la ponía y en las concentraciones y días de descanso, siempre era la misma; y en un par de ocasiones tuvo problemas por no usar la gorra de los patrocinadores.

¿Regalo de un brujo?

No fueron pocos los que asociaron a la gorra con la palabra “yuyu”, un término que describe prácticas “mágico-religiosas” del continente africano. Se decía a su vez que la controvertida prenda fue un regalo del abuelo “brujo” de Mensah para protegerlo de los goles.

Verdad o ficción, el caso es que parecía funcionar. Más allá de culturas, misterios o brujerías, lo que estaba claro era que el futbolista ghanés brillaba en la mayoría de los encuentros. Era, al mismo tiempo, un gran provocador para causar enfados ajenos: bostezaba exageradamente cuando se aburría en los partidos y hasta llegó a coger un periódico para leer en el campo de juego, mientras el balón iba de un lado hacia el otro.

En 1968, con su Ghana, fue subcampeón de la Copa de África disputada en Etiopía. Ese mismo año, además, participó de los Juegos Olímpicos que se llevaron a cabo en México. En 1971, cuando estaba quizá en el punto más alto de su rendimiento, fue asesinado en un bar de la localidad de Tema: le cortaron el cuello con una botella, produciéndole una severa hemorragia. Miles de ghaneses asistieron a su entierro. Cuentan que la gorra se enterró también aquel día…

En México he escuchado al menos dos casos similares, pero a nivel amateur, en donde los porteros dejaban una gorra con algo adentro junto a su portería para que nunca les metieran gol; se supo tiempo después que se trataba de unos amuletos de santería cubana.

Pero sin duda la maldición más famosa, y por mucho, es la que se dice que recae en el equipo Cruz Azul, que lleva 23 años sin poder ser campeón y esto se atribuye a una maldición y un hechizo muy poderoso que realizó el portero argentino Norberto Scoponi (cuando jugaba en el club León), como venganza por haber perdido la final contra la “Máquina Celeste”.

Mito o realidad, el caso es que la sequía de títulos continúa y el mismo pampero ha dejado entrever que esto es real; incluso ahora que es director técnico ha dicho que él es el único que puede romper este maleficio siempre y cuando sea contratado como entrenador de los cementeros.

(Fotos: thefootballtimes.co e internet)

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