Conoce una historia de amor ‘paranormal’

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Rollo: Jorge Moreno
Ya estamos a unos días de celebrar el “Día del Amor y la Amistad” y cae como anillo al dedo el caso que hoy les presentamos, el cual ocurrió en 1977 en la ciudad de Motul. Esta historia circula incluso en internet, y aunque hay sitios que mencionan que ocurrió en otro sitio, pudimos corroborar que en efecto tiene su origen en la tierra de Felipe Carrillo Puerto.

En términos generales, se cuenta en internet que una pareja de jóvenes novios estaban en el parque principal un 14 de febrero y que como ya era de noche y tenían hambre decidieron ir a comprar a una tienda algo para comer.

Entonces, al intentar cruzar pasó a toda velocidad un coche que se voló el alto y cuando estaban a punto de atropellar a la joven, el novio la empujó para salvarla, pero éste no pudo esquivar el vehículo y fue arrollado y herido de muerte. Ellos ya estaban comprometidos, pero debido a la tragedia ya no pudieron casarse.

A los pocos días del entierro, se contaba que aparecía el alma en pena del joven en el sitio en donde fue atropellado y que el 14 de febrero siguiente apareció un ramo de flores en la puerta de la casa de la muchacha con una ramita de coco doblada en medio, justo como se las obsequiaba su galán, y se decía que era el muchacho quien desde el más allá no podía olvidarla.

Datos más y datos menos esta es la historia que circulaba en internet, aunque algunas páginas señalaban que ocurrió en 2004, en 2001, y en sitios diferentes como Ticul, Mérida, Villahermosa, Tabasco o Jalisco.

Con esa información, y aprovechando mis viajes frecuentes a esos municipios, pude corroborar que la historia tiene su origen en Motul en 1977 y que el accidente sí fue real y ocurrió en esa simbólica fecha: 14 de febrero.

Una de mis fuentes fue don Remigio Varela Homá, de 65 años de edad, quien recordó que él era un joven cuando pasó esa tragedia: “Yo estuve enterado de ese accidente, yo tenía en aquel entonces como 20 años de edad y me llevaba bien con el hermano del difunto, quien se llamaba Bernabé y le decían ‘Borrego’; lo que es mentira es que se fueran a casar o que estuvieran comprometidos, eran novios pero tenían pocas semanas; eso me lo dijo su hermanito.

“Muchas personas que pasaban por la plaza decían que veían el alma en pena del muchacho, pero ya sabes sólo eran comentarios no había pruebas ni más, a lo mejor eran chismes o con cualquier sombra se espantaban y decían que era él”, comentó.

“Lo que sí te puedo decir que es de verdad es lo de las flores que aparecieron el 14 de febrero del año siguiente en la casa de la muchacha, pero no fue así como lo cuentan, sino que ella llevó las flores al panteón, se retiró de ahí y a los pocos minutos el mismo arreglo floral ya estaba en su puerta, pero con la ramita de coco; eso lo supe porque la muchacha fue a casa de su cuñado (mi amigo) a decirles lo que había pasado.

“Igual en casa de los papás del chavo se dieron sus apariciones por varias semanas y principalmente para la fecha de su cumpleaños en noviembre, pues decían que escuchaban un chiflido que era característico de él y que lo hacía cuando estaba contento”, explicó.

Otros datos que aportó en la investigación don Remigio fue que la joven se llamaba Rosalía y él José Luis: “La muchacha era más grande; me parece que tenía 20 años y él acababa de cumplir 18, se habían conocido apenas unos meses antes”.

En cuanto al asesino supo que este nunca apareció, ya que nadie reconoció el vehículo, pues el conductor huyó: “Decían que era de Mérida y por eso nunca lo encontraron, por desgracia estaba oscuro y nadie tomó las placas, sólo el modelo del auto que era un Datsun rojo, pero al menos en Motul nunca apareció”.

Sobre la joven Rosalía afirma que la vio por mucho tiempo: “Se casó como diez años después de la tragedia de su novio, pero después se fue a vivir con su esposo a Estados Unidos, cada uno o dos años venía a Motul para la fiesta. Yo no la saludaba porque no me llevaba con ella, pero sí la conocía, sabía quién era; de hecho, era recordada por aquel trágico accidente pues en la calle a veces decían ‘Mira, es la novia del difunto Borrego’.

En cuanto a la familia del novio, señaló que sus papás murieron hace muchos años y su hermano en 2008: “Yo fui a su velorio, pues fue mi amigo de siempre, aunque yo ya no vivía en Motul teníamos constante comunicación por teléfono y él venía a veces a mi casa en Mérida. Me platicó que por muchos años después de la muerte de su hermanito continuaron viendo una sombra misteriosa y escuchando su chiflido, pero llegó el momento en que se acostumbraron a convivir con eso”, finalizó.

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