Rollo: Jorge Moreno
La gente que se mete con frecuencia en el monte (cazadores, ejidatarios, milperos, etc.) sabe que a las doce del día y a las doce de la noche no se debe permanecer ahí, ya que el “mal viento” puede causarles una enfermedad o embrujo que en ocasiones puede incluso ser mortal.
Sin embargo, debido a que a veces es muy difícil salir antes, lo que hacen es tirarse al piso o hacer determinadas oraciones si da la hora y no tienen forma ni tiempo de retirarse; pero hay unas fechas en las que de plano no se recomienda que estén en ciertas partes del monte: los días de finados.
Así lo cuenta don Herminio Pat, antiguo ejidatario ya jubilado, quien nos contó que hace muchos años, en su natal Yobaín, por olvido tuvo que trabajar un 31 de octubre y vivió una auténtica pesadilla.
“Ya sabía que en ese entonces no debía trabajar en el monte, pero se me olvidó, pensé que era día treinta esa vez y cuando dieron casi las doce me tiré al piso e hice mis oraciones como siempre; sin embargo, empecé a sentir un viento muy pero muy fuerte, como si fuera un huracán, y se sentía muy frío. La verdad pensé que me iba a morir, se escuchaba cómo crujían las ramas de los árboles e incluso algunas cayeron sobre mí.
“Apenas pasó todo me fui corriendo a mi casa y mis hermanos me regañaron cuando les conté lo que me ocurrió; fue hasta años después cuando me enteré que si de plano es urgente que uno vaya al monte los días 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre, se puede ir con un pulso o hilo de protección, de esos que se les pone a los niños para las épocas de finados; eso salvó a uno de mis amigos”, finalizó.
Investigando lo que me platicó don Herminio, descubrí que en efecto, se cuenta que esos famosos hilos también se usan para ir al monte en esas fechas, ya que el peligro del monte en esos tres días es que los espíritus también están deambulando en esos momentos.
Cada año, para estas fechas, comentamos que, de hecho, es a partir de los días 28 de septiembre y en los próximos sesenta y tres días, la época en la que se deben usar estos hilos (hay quienes creen que solo en los tres días de celebración tradicional), mayormente se le ponen los niños pequeños, aunque también se debe usar en jóvenes y adultos.
La pulsera o hilo negro
Existen varios mitos sobre el llamado “hilo negro” o “pulsera negra”, el más común es con relación a los que creen que si le ponen un hilito negro a su bebé o niño, no lo intercambiarán las ánimas. Esto de cierta forma es falso, no porque un ánima o difunto vea a un niño sin su pulserita lo va a “intercambiar”, es decir, adueñarse del cuerpo del niño y que el alma del menor sea el que regrese al más allá. Esto es imposible.
En realidad, el problema de no usar el “hilo negro” es que cuando llegan las ánimas infantiles (y otras no tan infantiles), buscan jugar con los más pequeños de la familia, incluyendo a bebés que aún no pueden hablar y, por lo tanto, no pueden explicar lo que ven o lo que les dicen los difuntos.
Y entre los juegos, ha habido ocasiones en que de forma fatal, los niños vivos no miden el peligro, y por ejemplo, se pueden alejar de sus casas, ya sea internándose en el monte de los patios, o bien, saliendo a la calle sin medir los peligros “normales” como, por ejemplo, ser atropellados por los autos, ser picados o mordidos por algún animal o que los pueda robar una persona muy “viva”, entre otros.
Ahora bien, aquí hay algo importante que resaltar, muchas personas creen que se trata de agarrar cualquier hilo negro, cortarlo y amarrarlo en el bracito del menor, pero esto no es así; deben ser hilos o pulseras que están trabajados espiritualmente con un pequeño ritual para que en realidad protejan al menor, si no, no funcionan.
Otro detalle, es que los “hilos” deben tener “briona”, es decir una especie de escarcha que hace que los espíritus que ronden cerca se alejen y sepan que no se deben acercar. De hecho, hay una que otra tienda que los vende pero ni tienen “briona” ni mucho menos están trabajados, si los adquieres meramente serán de adorno porque no protegerán al niño.
Otra pregunta que me han hecho de forma frecuente es la edad en la que lo deben usar los pequeños: en realidad hay tres tipos de hilo que se usan para edades diferentes. Los niños o bebés que aún no pueden hablar fluidamente (por lo general menores de dos años y medio de edad) deben usar un hilo negro; los que ya hablan y que tienen menos de 12 años de edad, deben usar un hilo “caoba” (color café) y, por último, los de 13 años en adelante (e incluso los adultos) usan uno de color rojo con “briona” color dorado.
Por cierto, no importa que con el paso de las horas o días la “briona” o escarcha se caiga, pues esto significa que las ánimas no han podido acercarse al menor para hacerle una travesura; por último, hay que mencionar que los hilos se deben usar hasta el día 30 de noviembre.
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