Enigmas: Familia completa pagó caro no hacer caso a ‘advertencias’ fatales de perro negro

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Por Jorge Moreno
-Papá, ¿Crees en el destino?-le preguntó el pequeño Ronny de 6 añitos a su padre que se encontraba viendo la TV.
-Por supuesto que no, hijo, el destino lo hacemos nosotros mismos con nuestras decisiones -respondió Ramiro con mucha seguridad.
-Luki me ha dicho que nuestro destino es morir toda la familia menos él, justo la noche de Halloween.
-¿Luki? ¿Me estás diciendo que el perro te ha hablado? Ja ja ja-Ramiro soltó una carcajada mientras miraba a aquel perro negro que se encontraba recostado sobre la alfombra, era un perrito criollo cuyo pelaje color negro resaltaba con un brillo hermoso. Luki no quitaba su vista de él y eso le empezaba a incomodar.
-Sí papá, Luki me ha dicho que se siente muy triste porque todos vamos a morir esa noche, le pregunté que cómo será y dijo que si lo supiera me lo diría.
—Ronny, hijo, los perros no pueden hablar, no me digas mentiras por favor -masculló el padre con cierto aire de confusión.
-Los perros negros si, papá, Luki dice que los perros negros pueden hablar con los niños-dijo Ronny con mucha seguridad.

Ramiro se quedó pensando en aquellas palabras, intentó varias veces hacer hablar al perro porque algo dentro de él le aterraba, había leído muchos libros de terror, había visto muchas películas en dónde le hacían pensar que quizá su hijo no estaba mintiendo y la idea de que toda su familia muera le producía escalofríos.

La familia y la inseguridad creciente

Su madre con una edad avanzada, su esposa embarazada y sus 4 hijos era el motivo de su felicidad y no quería perderlos por nada del mundo, aquel padre no podía dejar de pensar en la conversación que tuvo con su hijo menor, pensar que en todos morirían, ¿Cómo? ¿De qué forma? ¿Quién los atacará?

Ramiro sabía que la ciudad se había vuelto muy peligrosa, hace una semana que habían asesinado a una pareja a solo una cuadra de dónde él vivía, la inseguridad de las calles era realmente alarmante así que tomó la decisión de reforzar su casa, compró varias cerraduras para todas las entradas y salidas, para puertas y ventanas e incluso
para la terraza.

La tragedia

Llegó el día de Halloween y Ramiro estaba preparado para enfrentarse a su mayor miedo, se había asegurado de cerrar completamente su casa, clavó unas fuertes tablas desde la parte interna en todas las puertas. Esa noche no podría entrar nadie que les hiciera daño y desde luego, se sentía tan aterrado con Luki que decidió echarlo de la casa, ya que supuestamente el perro era el único que no moriría aquella noche.

Daban las 23:45 y Ramiro no había podido conciliar el sueño, entonces empezó a temblar levemente, era un temblor que hacía remecer las habitaciones de la casa de tres pisos, no era muy fuerte pero si lo suficiente para alarmar seriamente a todos, los miembros de su familia intentaron salir corriendo pero era imposible, pasados 45 segundos aquel movimiento empezó a ser más y más fuerte, y la familia de Ramiro no había podido desclavar las tablas ni las cerraduras.

La desesperación, la angustia y el miedo se apoderó de aquel padre de familia que lo último que supo fue que Luki tenía razón; esa noche la casa aplastó por completo a él y a su familia, pues el terremoto había dado la oportunidad de que casi todos en la ciudad
salieran de sus casas antes de alcanzar los 8.1 grados en la escala de Richter, mientras el perro negro no dejaba de aullar a pocos pasos de la casa de Ramiro.

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