Enigmas: si ves un duende en la calle no lo lleves a tu casa

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Rollo: Jorge Moreno
Hoy les presentamos el relato de una persona que prefiere omitir su nombre, y nos cuenta como tuvo una experiencia negativa debido a un duende:

“Soy de Yucatán, pero un tiempo mi familia y yo vivimos en Chetumal, en ese entonces yo tenía 16 años y mi hermano mayor llegó a la casa con un muñeco de duende, era pequeño, medio feíto, dijo que se lo encontró en la calle, se veía nuevo y aunque a mis hermanitas y a mis papás les daba miedo, pues no le tomaron mucha importancia”.

“Lo que nos empezó a llamar la atención es que con el paso de los días mi hermano ya casi no salía de la casa cuando antes era de salir a diario con sus amigos; al pasar cerca de la puerta de su cuarto escuchaba que hablaba con alguien, pero era raro, porque no teníamos teléfono en la casa, aún no existían los celulares, ni teníamos computadora, pues estamos hablando del año 1988.

”Un día entré a su cuarto para que me devuelva una playera que le había prestado y mientras la buscaba en su armario me acerqué al duende y lo quise tocar solo por curiosidad, pero mi hermano me vio y gritó como energúmeno y me dijo que no lo tocara, jamás lo había visto así de alterado y le dije que no iba a hacer nada malo.

”La situación empeoró hasta que mis papás, al ver que su comportamiento ante el duende era como si venerara a un santo (le prendía veladoras, le ponía comida, agua, licor, etc.) decidieron tirarlo, así sin más, pues mi papá era de pocas palabras y de acciones tomar.

”Increíblemente, el mismo día en que tiraron el duende en el bote de la basura que está en la calle, el muñeco apareció de nuevo en el cuarto de mi hermano, lo que era imposible, pues él ni se encontraba en la casa. Mi papá de nuevo agarró al duende y se lo llevó a un parque que estaba junto a un monte,  dice que lo iba a dejar ahí, pero decidió alejarse más para tirarlo monte adentro.

”Cuando regresó, tenía una cara de susto que jamás habíamos visto, pero no nos quiso decir nada; extrañamente mi hermano reaccionó indiferente cuando entró a su cuarto y no vio al duende, quedó un poco retraído, pero ni siquiera preguntó por él.

”Meses después regresamos a Mérida y el asunto quedó medio olvidado, hasta que de pronto años después recordamos el tema, y mi papá nos confesó todo, pues dijo que cuando lo fue a tirar, logró ver cómo el duende movía sus ojos, lo hizo en tres ocasiones y cuando estaba a punto de lanzarlo al monte, sintió cómo se le aferraban las  manos del muñeco a su brazo, como si no quisiera que lo dejaran ahí.

”Yo conozco bien a mi papá y sé que es verdad lo que me dijo, jamás inventaría algo así y, pues la verdad, cada vez que recuerdo esto me da escalofríos. Por cierto, mi hermano murió muy joven, a mediados de los años 90, cuando no tenía ni 30 años, claro, no estoy relacionando su muerte con el duende, pero cada vez que lo recuerdo me viene a la mente aquella época en que no salía de su cuarto por cuidar a su troll”.

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