Enigmas: los espíritus del monte

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Rollo: Jorge Moreno
La gente antigua de Yucatán dice comúnmente que “el monte tiene dueño”, pero no se refieren a la persona propietaria de alguna escritura de un terreno, sino a algo que sobrepasa toda lógica.

Justo de eso hablaremos el día de hoy, de un relato que nos mandó el señor Mateo Sulub, quien radica en el municipio de Panabá y nos cuenta una experiencia que tuvo en el monte con lo que al principio creyó que se trataba de un alux, pero después descubrió que se trató de algo peor.

“Tengo actualmente 58 años de edad y desde niño acompañaba a mi abuelo y mi papá al monte, ya sea a cazar venado o al apiario y la cosecha, y desde ese entonces escuchaba historias de la Xtabay, aluxes y casos de misterio que ocurrían, tanto en el monte como en el pueblo y sitios circunvecinos.

“La historia que a mí me ocurrió pasó cuando yo ya estaba grande, pues tenía casi 30 años de edad; fui a cazar con mis tíos y primos, y de pronto claramente escuchamos como si nos aventaran ‘piedritas’, y poco después escuchamos que un caballo a todo galope se nos aproximaba; uno de mis primos dijo que a lo mejor era el mal viento.

“Por años creí que fueron los aluxes o el mal viento, y ya con el paso del tiempo fui entendiendo que a lo mejor fue ‘Juan Tuul’ o el demonio maya como lo conocían por estos rumbos; la verdad, mentiría si no dijera que sentí temor y tuvo que pasar como un año para que yo me internara de nuevo al monte. Por fortuna, no me dio calentura ni me paso nada más que el susto», concluye su relato.

Juan Tuul

Cabe mencionar que «Juan Tuul» es conocido en el mayab como el señor del ganado; para unos es un demonio, para otros un mal viento y para unos más es incluso un ‘santo’, y tal y como suele ocurrir, en muchas ocasiones, cuando hablamos de leyendas, hay varias versiones que parten de un mismo suceso, pues de acuerdo con gente de campo a la que hemos podido entrevistar, se menciona que Juan Tuul era un vaquero que hizo un pacto con el demonio.

Era un caporal que estaba obsesionado por aprender y dominar las artes del manejo de los animales (caballos y ganado) para ser el mejor en su trabajo; también se afirma que en realidad el pacto lo hizo como venganza porque el dueño del rancho lo trataba muy mal y al dominar al ganado se robaría todo el que tenía su patrón.

Tras varias noches de invocar al demonio, Juan, desanimado porque no pasaba “nada”, se va desconsolado a su cuarto para dormir y es ahí cuando de pronto aparece fuego en el piso y se manifiesta el demonio, quien le dice que podrá ser el mejor “dominador” de ganado, pero que deberá pagarlo con la vida de un ser querido y le exige a su esposa o a su hijo.

Arrepentido por semejante cosa, Juan no estaba dispuesto a aceptar y paga con su vida su osadía, pero el demonio, como necesitaba a alguien que atemorizara a los humanos y que se robara el ganado, decide convertirlo en su “ayudante”.

Una versión parecida de esta leyenda, menciona que en realidad Juan nunca invocó al demonio, sino que éste se le apareció una noche en el monte mientras el caporal buscaba a unos toros que se habían escapado del rancho y le ofrece el trato.

Sin embargo, Juan acepta, pero engañado por el demonio, ya que éste se le manifestó como un jinete vestido como un charro negro que aparece para ofrecerle un mejor trabajo y una mejor paga en un rancho de un poblado muy alejado de ahí y el vaquero, pensando en que mejoraría su situación económica (casi se acababa de casar y su esposa estaba embarazada), acepta sin pensarlo y firma un papel que era una especie de contrato, aunque en realidad era la prueba de que estaba vendiendo su alma al demonio.

A partir de ese momento convierten a Juan en un enorme toro grande que enfrenta y mata a los vaqueros que se atreven a intentar atraparlo, aunque la otra versión señala que no es convertido en animal, sino que se transforma en el mismo charro que vio en el monte y es así como se le aparece a los incautos.

Pero para muchos vaqueros, Juan Tuul no es un demonio, sino una especie de “santo de devoción”, ya que cuando se les pierde ganado en el monte, recurren a él para que les ayude a encontrarlo; además, si le ponen una botella de xtabentún y cigarros, éste cuidará los corrales para que no se escape ningún animal.

Ha habido casos de vaqueros que aseguran que han visto a este ser, montado en un enorme caballo que ha traído a las reses extraviadas a los corrales, o bien, está ahí cerca vigilándolos y cuidándolos. También destaca por su enorme habilidad para montar, cabalgar a gran velocidad, para lazar y domina en sí todas las artes propias de los caporales.

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