Enigmas: Armantina, la gitana hechicera que dejó oscura huella en Yucatán

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Enigmas: Armantina, gitana hechicera señalada por causar una enorme desgracia familiar en Yucatán

Por Jorge Moreno
Qué es lo primero que se le viene a usted a la mente cuando escucha la palabra “gitano”? Quizás a personas con ropas extravagantes, pañuelos en la cabeza, leyendo las cartas del tarot o trabajando en un circo.

Hoy les presentamos el caso de una gitana llamada Armantina, que en los años 60’s estuvo un breve tiempo por Yucatán y dejó huella por su paso en esta tierra. Se hacía llamar con este nombre (en realidad se llamaba Cappi), en honor a una famosa bruja romaní que vivió en Madrid a principios del siglo pasado.

Pero vayamos por partes, en primera instancia hay que mencionar que la bruja gitana “Armantina” hacia trabajos principalmente de magia blanca, pues tenía el don de la videncia a través de la lectura de manos, de cartas y se dice que incluso bastaba con que te mirara por un minuto para decirte parte de tu vida y tu futuro.

Su abrupto final

Como era de esperarse, cada vez tenía más clientes, entre creyentes y escépticos, que tenían la curiosidad de saber sobre su futuro; el caso es que en ese entonces esto no era muy bien visto, y más por el hecho de ser una gitana.

Un día, Armantina amaneció decapitada, así sin más; nunca se supo quién fue su asesino; se decía, por una parte, que fue un hombre acaudalado y millonario que se enamoró de ella y al sentirse rechazado la mandó a matar; otros comentaban que por racismo y debido a lo que hacía la asesinaron, y otra teoría similar mencionaba que la mataron unos brujos marroquíes que veían en ella competencia para hacer sus trabajos.

El caso es que, tras su muerte, muchos gitanos empezaron a tomarla como ejemplo de lucha, y varias mujeres que se dedicaban a leer la bola de cristal, las cartas o la mano, en su honor se apodaban como ella “Armantina”.

Pues regresando al punto que les dije al inicio, fue así como la gitana Cappi llegó a Yucatán en 1961 con un grupo de compañeros; ella leía la mano y por consiguiente se hacía llamar Armantina; estuvieron en municipios como Halachó, Hunucmá, Izamal y Mérida por aproximadamente un año, llegaron como integrantes de un circo que los había contratado en Campeche.

Enamorada y luego engañada

El punto es que Armantina aprovechaba para hacer sus trabajos de lectura de la mano y fue así como conoció a un tixkokobense de nombre Enrique; ambos se enamoraron y cuando tuvo que partir el circo, ella se quedó en Mérida.

La idea era que se fuera a vivir a Tixkokob junto con su amado, pero en lo que se ponían de acuerdo, el yucateco le rentó un cuartito en la ciudad capital; la gitana sólo estuvo en su “nido de amor” un mes, pues descubrió que Enrique en realidad era casado y, sin más, ella decidió irse para alcanzar a sus compañeros.

Pero no se fue así nada más, dejó una carta dirigida a Enrique, en donde lo maldecía y mencionaba que pagaría con sangre el engaño; éste, tras leer la carta, decidió quemarla y sin más siguió con su vida cotidiana.

Casualidad o no, a las pocas semanas de esto el hijo pequeño de Enrique falleció de una enfermedad desconocida, lo despidieron de su trabajo y su esposa lo abandonó, pero además le quitó todo lo poco que tenía. El llegó a platicar a sus amigos que pensaba que era la venganza de la gitana y, claro, estando ella relacionada con el mundo del esoterismo, era obvio que le bastaba tronar un dedo para lograr cualquier trabajo de magia negra.

Reaparición

Sus amigos le dieron la razón, y a los pocos días lo dejaron de ver; desapareció del pueblo sin avisar a nadie; nunca más nadie supo qué le había ocurrido a Enrique, pero al cabo de tres o cuatro años uno de sus amigos tixkokobenses afirmó que lo vio deambulando como indigente en el mercado de la ciudad de Izamal.

Como en realidad lo apreciaba, se bajó de su vehículo para acercarse y comprobar si en realidad era su amigo y, al reconocerlo, quiso hablarlo y preguntarle qué le había ocurrido, sin embargo, para su gran sorpresa, éste lo vio con una mirada de preocupación y empezó a balbucear palabras que no se entendían, para luego huir corriendo de ahí.

El amigo que lo vio se lo dijo a sus compañeros y trataron de ayudarlo, pues le dijeron a sus parientes que lo habían localizado, pero por más que peinaron todo Izamal, nunca más lo volvieron a ver.

No faltó quien dijera que fue la venganza de la bruja Armantina, quien cumplió con lo que dijo en aquella carta maldita, la cual aún existe y es guardada celosamente por los sobrinos-nietos de aquel pobre hombre.

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