Couopina: borrachera digital, cruda realidad

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Rollo: F. Salvador Couoh Jiménez
Los días aciagos, en cualquier tiempo y lugar, siempre se acompañan de innovaciones que facilitan deberes, o de plano generan confort a los que contemporizan con los infortunios. La correduría mortal por infecciones en el siglo XIX, apuró con efectividad la aparición de la penicilina; en momentos similares se dejó aparecer las vacunas.

Quizás, son ejemplos extremos, pero lo dicho viene a cuento porque ahora entre el confinamiento instituido por las autoridades en aras de prevenir el encantamiento del C-19, se da el apercibimiento,obligación con compromiso de trabajar en casa y, en su caso, atender actos educativos en la misma habitación. Necesidad con responsabilidad arrastra a emborracharse con prácticas digitales. Así, desde las casas de interés social como en las residencias más exclusivas, pulula el fantasma etílico digital. Trabajo de oficina, educar y educarse en la casa- habitación es ya un lugar común.

Los jóvenes viejos; los viejos jóvenes, de pronto en el menú del Bar tecnológico, instalado en domicilio, aparece con fosforescente naranja terminajos, hasta hace poco, para muchos, desconocidos: plataformas de comunicación, aplicaciones, simuladores, medios digitales, videoconferencias, streaming, educación virtual, online, twitter, zoom, teams y paren de contar por salud mental.

Entonces, necesidad obliga, los abstemios digitales, sean profesionistas, oficinistas, padres de familia o tutores, educadores y estudiantes, se atropellaron para entrar de copa en copa,a la vorágine embriagante de la comunicación digital. Eso sí, sin regateos la afirmación, muy propios cumpliendo como Dios manda, tareas y deberes.

No hay dicho popular perdido: “Lo que se aprende, no se olvida”. Por lo dicho líneas arriba, se han gestado generaciones mutantes que van de la virtud abstemia, analfabetismo tecnológico funcional, a la borrachera digital. Listos para presumir, con cacareo estentóreo, la calidad de expertos en el manejo de plataformas de comunicación digital y otras menudencias virtuales.

Todo lo logrado en el confinamiento, sobresaliendo los aplicados el manejo de herramientas electrónicas, tiene gran significado en el mundillo de las telecomunicaciones. Los nuevos sustantivos y verbos adquiridos en casa, encerrona primavera-verano, en la práctica laboral avizora gran trascendencia.

Si se planeaba, diría un cirofílico, al terminar el confinamiento junto con la sana distancia, simplemente, se rumiaría el rotundo fracaso del emprendimiento digital. Ahora bien, próximamente, el retornar los quehaceres presenciales, será el reto. Qué hacer con todo lo aprendido, con el manejo experto de la comunicación virtual; con la borrachera digital.

La cruda realidad se pinta con los colores de la incertidumbre.En zona presencial, bajo la nueva normalidad: los tomadores de decisiones, en el campo de su competencia, tendrán la visión para optimizar y aprovechar los innovadores saberes y prácticas, adquiridos por colaboradores durante el período del “quédate en casa”.

La resaca, herencia de la embriaguez digital; sumada, a potencial abstinencia electrónica, al volver a la rutina laboral y educativa, dejará estrés y ansiedad de órdago en los trabajadores.

Si no hay condiciones en los diferentes ámbitos laborales, de curárselas-cruda y abstinencia–, aplicando, quizás marginalmente, la experiencia tecnológica que el C-19 dejó en 2020.

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