Rollo: Celia Franco; flashazos: Jorge Pallota
Es tan bueno en lo que hace que por segunda vez es alcalde de la ciudad más grande de Yucatán, la capital: Mérida, la blanca y hermosa. Renán Barrera Concha obtuvo de nueva cuenta la confianza de los capitalinos, quienes lo eligieron como concejal otra vez.
En aquella primera ocasión tuvo que poner orden en la casa y sacar la casta, tomó decisiones muy difíciles que tal vez muchos no entendieron en su momento pero que lograron que “la muy noble y muy leal” no se descarrilara. Consiguió lo que tal vez pocos creían posible.
No ríe seguido pero tiene muy buen sentido del humor y lo mejor de todo es que se mantiene con los pies bien puestos sobre la tierra, a pesar de ser uno de los hombres más ocupados de Yucatán y en gran parte, su sensatez y madurez, se deben a la educación que recibió de sus padres y a que sus hijos le han cambiado la forma de ver la vida.
Los ojos se le iluminaron cuando conversó a DE PESO sobre la gran experiencia de convertirse en papá que le cambió la vida. Su primogénito, Renancito, es tan espontáneo y despierto que sorprende a su padre todos los días y su hija, la pequeña Daniela, mueve en él una dulzura que tal vez no sabía que tenía y que sin duda lo hacen un mejor ser humano.
Entre sus múltiples actividades diarias se tomó un tiempo para compartir con usted, amable lector, sus gustos más personales y que lo conozca cómo es, sin filtros ni retoques. Nos recibió en la sala de juntas de la Presidencia Municipal. Como siempre salió oloroso y limpiecito, todo un dandy.
Conscientes de sus responsabilidades comenzamos la entrevista lo más rápido posible, aunque él se dispuso a saborear de un rico café y una buena plática, sabedor de que usted leerá estos párrafos y conocerá un poco más de su esencia.
¿Su perfume favorito?
¡Híjole!, me gusta mucho uno que se llama Prada, me lo regalaron en una ocasión y me gustó; la verdad es que soy muy de perfumes, me gusta también uno que usaba mi papá, Paco Rabanne, porque me trae recuerdos.
¿Comida y postre que más le gustan?
Soy de buen diente, me gustan muchas cosas pero creo que el queso relleno es mi comida favorita, el kibi crudo también. La verdad es que papá siempre me hacía probar cosas extremas para mi edad, a los 12 ó 13 años comí por primera vez la sopa tártara que hacían en el restaurante “El Cordobés” que está en Progreso y hasta huevo le ponían. Me he vuelto muy postrero, me gusta el queso napolitano, la carlota rusa y el helado del Colón; de guanábana, es el que más me gusta.
¿Alguna frase o refrán con el que se identifique o guste?
Puso su mano derecha sobre la barbilla… A ver, creo que la de: “evitar el dolor humano evitable”. Agrupa muchas cosas.
¿Cuándo era niño qué se imaginaba sería de grande?
Sin hacer un esfuerzo por recordar, respondió al instante: “Lo primero que quise ser fue bombero, me gustaba mucho ver los camiones, yo vivía cerca de una estación, ahí por Plaza Fiesta y cuando pasábamos por allá me gustaba parar a ver la estación, las escaleras telescópicas y los trajes. Siempre quise dedicarme a algo fuera de lo común, el bombero tiene una actividad que implica mucha adrenalina y organización; en el tema empresarial me dediqué mucho a la logística, pero cuando decido entrar a la parte de la política estaba en la universidad, que también es una actividad de mucha adrenalina y organización, así que encontré la combinación correcta (risas).
¿Hace algún ejercicio o le gusta ver algún deporte?
Hice mucho ejercicio en mis tiempos mozos, jugué futbol americano. Me gusta mucho el beisbol, además de los Leones le voy a los Yankees (haciendo un ademán con la mano para arriba), ¡arriba Babe Ruth!
¿Canción o cantante que más le guste?
Mmm, se mordió los labios: “Me gusta muchísimo la música y hay muchos artistas que admiro, si tuviera que decirte uno… hizo una larga pausa para pensar. Agustín Lara me inspira, tengo hasta sus versiones modernas; me gusta mucho la música mexicana, disfruto mucho el rock, la salsa.
¿Baila?
(Sonrió)… Sí, me gusta bailar, obviamente es un tema de práctica y también toco los instrumentos.
¿Fue muy noviero?
Casi no, muy enamoradizo sí. Pero de novias formales, no.
¿Cómo definiría el amor?
¡Híjole!, se recostó en su silla, pensó unos segundos y dijo: es una forma de donación, así lo concibo, es decir, es entregarse y ser capaz de hacer todo por el otro. Por eso digo que es una donación porque es la característica más humana que tiene el hombre, es entregarse por alguien más, con todo lo que eso implica.
¿Mejor virtud?
Creo que mi sensibilidad, para bien y para todo, porque al ser muy sensible te fijas de detalles que normalmente no vemos, pero yo creo que es una virtud para donde estoy.
¿Peor defecto?
Ser perfeccionista.
¿Algo en qué trabajar?
Mmm… la paciencia, se requiere de mucha paciencia para algunas cosas y a veces la misma dinámica de esta responsabilidad te hace que quieras hacer muchas cosas muy rápido, entonces hay que tener paciencia.
¿Arriba o abajo?
Arriba, siempre arriba y para adelante.
