Como si fuera ayer: nada como una buena toalla

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Rollo: Celia V. Franco C.
La verdad no sé ni donde, ni cuando surgió la bella costumbre de utilizar la toalla para todo. ¿A poco no? Es normal que utilicemos dicha prenda para prácticamente todo, no sólo para lo que fue creada que es para secarse el lindo cuerpecito después de un rico baño.

Tampoco sé si esta maravillosa costumbre es única de nuestro estado, país o región, pero lo que es un hecho es que en Yucatán es de lo más normal llevar la toalla a todos lados. ¿Usted qué tantos usos le da, además del obvio, claro está?

Yo, desde pequeña, aprendí que una toalla es el mantel ideal si se trata de un día de camping, ya sea en la playa o en un parque, también sirve para cubrirse del sol, como almohada en la hamaca y, por supuesto, como cama, cuando somos muchos y no hay más que el piso para descansar unas horas.

Si el asiento de la silla ya se rompió, arrollamos una toalla y la ponemos para poder sentarnos cómodamente. También son útiles para cubrir los muebles a la hora en que los chamacos se ponen a jugar (ya sabe usted, para que no los dañen) y si es necesario hasta como trapeadores sirven ya que recolectan mejor el agua.

Aún cuando las hemos exprimido al máximo siempre aguantan un poco más, las podemos cortar y utilizar como pañitos que nos sirvan a la hora de hacer la limpieza del hogar o convertirla en la cama perfecta para las mascotas.

Sin duda, es una de las prendas más útiles jamás inventadas y ahora que es temporada de lluvias seguramente podrán darle uno o varios de los usos que le hemos platicado.

La toalla es casi casi como el chal o el reboso pero menos elegante, menos caro y ciertamente más económico. La pueden usar todos los integrantes de la familia, lo mismo en la casa que en la calle y nadie los volteará ver raro.

Mientras, el tema es la inversión que realizará el Gobierno del Estado para comprar más cámaras de vigilancia y blindar así cada uno de los municipios de Yucatán, sin tocar el tema de la lana, o de si le están dando seguimiento o no al tan cacareado (para bien o para mal) “Programa Escudo” de la administración priísta anterior.

Ante de cuestionar y de incomodar a algunos, mejor conversemos sobre lo maravilloso que resulta un pedazo de tela que nos facilita la vida en muchos aspectos.

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