Enigmas: un panteón muy peculiar

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Por Jorge Moreno
Hoy hablaremos de un cementerio que es poco común y del cual, aunque al principio se pensaba que no existía y que sólo era una leyenda urbana, en realidad sí existe. Me refiero al camposanto del poblado de Mondariz, en Galicia, España, en donde afirman están enterradas exclusivamente las personas que han visto a la Procesión de las Ánimas (también conocida como Santa Compaña).

Y es que se afirma que son tantos los casos de personas que han fallecido al ver a esta procesión, que las autoridades decidieron en el siglo pasado hacer un cementerio en lo más alejado del bosque sólo para quienes fueron víctimas de las ánimas.

Un relato que circula en la red y que es de los más verídicos habla del caso de Charles Alba, quien en el año 2003 se fue de vacaciones a esa población junto con cuatro amigos más:

“En nuestro viaje decidimos visitar pequeños pueblos del alrededor de Pontevedra. Estuvimos en Mondariz, una pequeña localidad habitada por campesinos y vendedores. Llegamos de noche y decidimos alojarnos en el único hotel del pueblo, una especie de posada, situado en las inmediaciones de un bosque bastante extenso.

Mala insistencia

”Juan, uno de mis amigos, decidió salir al bosque, pero la mayoría nos negamos, realmente nos asustaba salir en mitad de la noche y más en tierras gallegas, donde la magia y lo enigmático se apodera de cada rincón.

”Pero cerca de la 1 de la madrugada de nuevo Juan nos volvió a insistir con la misma pregunta, se estaba haciendo pesado, además no podíamos dormir y eso hizo que nos aventurásemos desgraciadamente al bosque.

”Al cabo de un recorrido de más o menos un kilómetro encontramos un pequeño cementerio, lo rodeaba una verja de hierro forjado, con una puerta principal. Entramos y vimos únicamente lápidas y tumbas semiabiertas, el cementerio parecía estar abandonado.

”Al principio no nos ocurrió nada de nada, pero al salir del campo santo vimos a un señor correr y sin detenerse ni un instante nos dijo que nos escondiésemos, que si no lo hacíamos, moriríamos.

”Nosotros nos empezamos a reír de él mientras se perdía en la oscuridad y al recorrer unos pocos metros, escuchamos una especie de murmullos, y al prestar más atención vimos un resplandor que se acercaba al mismo tiempo que escuchamos unos pasos de personas. Entonces sí que nos asustamos, instintivamente y como si todos hubiésemos quedado en acuerdo, entramos al cementerio de nuevo para escondernos.

”No quisimos mirar para ver qué era, sólo estábamos callados y sentimos cómo cerca de nosotros pasó un grupo de gente y luego los pasos se fueron alejando. Durante los intensos momentos sentimos todos un olor a corrompido y quemado.

”Cuando ya no escuchamos nada más salimos y más adelante vimos unas huellas de pasos marcados en el húmedo suelo, se podía apreciar perfectamente que había pasado un grupo de gente y que su rastro se dirigía justo en la misma dirección donde se había escondido aquel señor que se fue corriendo.

La salida

”Finalmente salimos del bosque, a eso de las 4o de la madrugada, para regresar lo antes posible a la posada. Al entrar había un anciano, que nada más vernos se nos puso a gritar, pidiendo explicaciones del por qué salimos de noche al bosque. Le contamos lo sucedido y él empezó a rezar. Nos dijo algo así como que estábamos vivos de milagro.

”Le pedimos explicaciones y, según nos dijo, se trata de una vieja leyenda de las enigmáticas tierras del norte de España, donde por la noche pocos son los valientes que se adentran en las profundidades de los bosques gallegos y menos en luna llena, pues puedes encontrar la muerte y vagar como alma en pena si te encuentras con ella, con la Santa Compaña, si te ve, te entregan un hueso encendido, a modo de antorcha y te unes a ella para vagar durante el resto de la eternidad en esa procesión, no se puede mirar, y si te atreves a hacerlo, deberás dibujar un círculo en el suelo y permanecer dentro hasta que pase de largo, por delante de tus ojos, y si no te atreves a mirar, escóndete y reza, reza mucho para que no te vean.

”También nos dijo que ese cementerio estaba ahí solamente para los que fallecían víctimas por la Santa Compaña, dicen estar maldecidos y por eso está tan escondido y apartado del pueblo.

”¿Y los pasos que escuchamos?, según el anciano pueden ser dos cosas: los pasos de la Santa Compaña o las ánimas que pasaron cerca de nosotros, o que las almas de los difuntos corrían huyendo de ella.

”No sabemos lo que realmente sucedió esa noche, pero nunca supimos nada de aquel señor que desapareció huyendo entre la oscuridad de aquel bosque maldito”, finalizó.

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