Esta es la terrorífica cárcel donde tendría que sobrevivir ‘El Chapo’ Guzmán

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Joaquín ‘Chapo’ Guzmán es considerado uno de los narcotraficantes más influyentes de la historia. Tras ser declarado culpable en un juicio en EU, probablemente le espere una larga estadía en un centro de reclusión ubicado en un sitio recóndito en el medio del desierto de Colorado.

En su periplo de su vida —marcado por la criminalidad, la violencia y la clandestinidad—, el antiguo líder del cártel de Sinaloa logró escaparse dos veces de cárceles en México. Pero ahora, en el establecimiento penitenciario al que muy probablemente sea enviado, esta tarea no será coser y cantar.

El penal ADX Florence, construido en 1994, alberga a los prisioneros más peligrosos de EU. Desde su inauguración, nadie ha logrado fugarse de allí. Para tener una idea, se le llama ‘el Alcatraz de las Montañas Rocosas’.

Desde las estrechas ventanas de la cárcel solo se puede ver el cielo y en algunos casos el techo. En sus siete metros cuadrados hay una cama de una plaza, un váter-lavabo, una luz que se enciende a la distancia y que no pueden controlar los presos y una ducha que funciona solo a determinadas horas, también manejada a distancia.

Los patios de recreo están dispuestos en pozos y los individuos no pueden ejercitarse por largas distancias. Así se evita el contacto entre unos y otros.

Ni siquiera ha habido un intento de salir del perímetro del establecimiento, lleno de tecnologías para supervisar las 24 horas a la población que allí vive y rodeado de muros coronados con alambre de púas. Y si bien no hay rastros de ningún tipo de confirmación de las autoridades judiciales sobre el futuro paradero de Guzmán, allí es donde la Justicia estadounidense suele encerrar a los reclusos de mayor notoriedad.

Para muchos, la cárcel ADX Florence, que está en medio del desierto de Colorado, es como una muerte en vida.
Para muchos, la cárcel ADX Florence, que está en medio del desierto de Colorado, es como una muerte en vida.

Los huéspedes más ‘especiales’

Por ejemplo, en las celdas del complejo se encuentran miembros del grupo terrorista Al Qaeda —proscrito en Rusia y varios países—, entre ellos Zacarias Moussaoui, detenido por su participación en los ataques del 11 de septiembre de 2001, sentenciado a seis cadenas perpetuas. También Dzhokhar Tsarnaev, responsable de los bombardeos en la maratón de Boston en 2013, y condenado a muerte por ese hecho.

Otro célebre preso latinoamericano de la cárcel Florence es Simón Trinidad, miembro de la extinta guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), acusado por los tribunales de EEUU de delitos de narcotráfico y lavado de dinero.

También está ahí Ted Kazcyinski, más conocido como El Unabomber, quien durante 17 años aterrorizó a Estados Unidos enviando cartas bomba contra universidades y líneas aéreas.

Si la vida en cualquier cárcel es dura, la privación de libertad en ADX Florence puede serlo más aún. Los más de 400 reclusos internados en la unidad de máxima seguridad prácticamente no tienen contacto con ninguna otra persona, salvo con los guardiacárceles.
Estos los deben escoltar en todos sus movimientos, según el informe que le dan a los condenados una vez que llegan, disponible en internet.

Según el mismo documento, los prisioneros están sometidos hasta a siete conteos diarios, algunos de ellos dentro de la celda, otros parados, en la puerta de la unidad. Toda la correspondencia dentro de la cárcel y fuera de ella debe ser revisada por las autoridades. Los reclusos pueden realizar llamadas: deben registrar hasta 30 números de teléfono con los que quieran comunicarse, aunque en aislamiento este derecho se pierde.

Al ingresar, se realizan tests de VIH a la población en riesgo de contraerlo, aunque se le recomienda a todos. Además, se efectúan exámenes para detectar tuberculosis y bacterias resistentes. Por otra parte, se busca aleatoriamente el consumo de narcóticos a través de pruebas de sangre a la población carcelaria.

Compras

Por mes, los reclusos pueden comprar hasta 250 dólares en objetos de higiene, alimentos, caramelos, galletas o algunos elementos de vestimenta o necesarios para profesar la religión. La cantidad que pueden comprar está limitada en número, además de en precio. Cada celda tiene una televisión, que provee información institucional, apoyo psicológico y transmite servicios religiosos, salvo en las unidades disciplinarias o las SHU (en inglés, special housing units, unidades de alojamiento especial).

Pero más allá de esta descripción, ADX Florence es un sitio polémico. La mayoría de las personas allí confinadas está destinada a morir tras las rejas (muchos tienen varios cargos de cadena perpetua o muerte en suspenso). Algunas, sin embargo, han cumplido su pena y han dado testimonios de cómo fue su paso.

Algunos dicen que desencadena la locura

La organización Solitary Watch, una organización que sigue de cerca el confinamiento en cárceles de EU, ha indagado sobre el aislamiento al que están sometidos los reclusos en Florence ADX, que exacerba o desencadena problemas de salud mental. Según dijeron las autoridades a la organización, en la unidad de máxima seguridad elevada no hay casos de enfermos mentales.

Sin embargo, un interno del establecimiento llamado Jesse Wilson indicó a la organización que esto es «una mentira». «No he dormido en semanas debido a estos reclusos inexistentes que golpean las paredes y gritan toda la noche. Y los más ‘no-enfermos’ desparramando heces en sus celdas», afirmó el reo en un testimonio disponible en el sitio web de Solitary Watch.

Un caso impulsó a varios reclusos a llevar a la misma cárcel al banquillo. Al parecer, indica un artículo en The Marshall Project, un sitio sobre justicia penal en EU, los reos adujeron que la segregación administrativa a la que fueron sometidos no hizo más que agravar su salud mental, en casos no diagnosticados o pasados por alto desde las autoridades.

Desde que ADX abrió en 1994, al menos seis presos se han suicidado. En la mayoría de casos de suicidio, los prisioneros se han colgado a sí mismos con sábanas.

“Aunque sé que quiero vivir y siempre he sido un sobreviviente, a menudo he deseado la muerte”, dijo Thomas Silverstein, confinado a más de 30 años en aislamiento, incluyendo nueve en ADX, según se le citó en el informe de Amnistía Internacional.

“Sin embargo, sé que no quiero morir. Lo que quiero es una vida en prisión a la que pueda darle algún significado”, comentó Silverstein.

De momento, mientras no se sabe adónde irá el ‘Chapo’ Guzmán, el narco está en una cárcel en el medio de Manhattan, el Centro Correccional Metropolitano. Esta prisión, destinada para los reos en juicio, tiene también altísimas condiciones de seguridad, y está en las proximidades de los juzgados federales en plena manzana grande.

Una nota del New York Times indica que un reo que estuvo allí la describió como peor que el penal en la base estadounidense en Guantánamo, donde también permaneció encarcelado. ¿Qué destino le espera al exlíder del cártel de Sinaloa si estuviera en Florence? ¿Mejor o peor que en el Centro Correccional Metropolitano? Es difícil que algún día se sepa.

(Info: sputniknews.com y cnnenespanol.com/Fotos: elhorizonte.mx

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