Gloria C. S., una señora de 74 años de edad, murió asesinada de una manera salvaje por una pareja, sin embargo, los agresores quedaron libres por orden de una juez.
José Alberto «N» y Rosaura «N» asesinaron cruelmente a una abuelita el pasado 5 de enero del 2020 en la colonia Obrera, alcaldía Cuauhtémoc, CDMX.
Alrededor de las 1 de la mañana José Alberto y Rosaura escalaron por un balcón y por un poste que colindaba a su ventana en el primer piso del edificio de Gloria. Entraron a la propiedad de la señora sin importarles nada.
Esa noche la jubilada del IMSS, decidió quedarse en casa en lugar de ir con sus hijo a una fiesta.
A la 1:38 de la mañana, vecinos escucharon los gritos, se acercaron a la puerta y escucharon ruidos extraños, intentaron entrar, pero no pudieron. Cuando se asomaron sólo vieron dos sombras que brincaban del balcón de la casa de Gloria.
La golpearon brutalmente sin importarles que Gloria era una mujer de edad avanzada y que apenas si podía caminar.
Le rompieron la cabeza y le reventaron el ojo. Además de golpearla, le cortaron la cara y cuello. Desafortunadamente Gloria no resistió, pero sus vecinos ayudaron a detenerlos.
Tras una persecución elementos de la policía detuvieron a José Alberto, traía sangre en las botas y en la ropa. Además que en su poder tenía la cadena de oro que le pertenecía a Gloría con un dije con el nombre de ella.
Como ya es costumbre y por increíble que parezca a los responsables les dieron libertad inmediata el 12 de enero.
La Juez de control Leticia Alejandra Pliego Ruiz dejó en libertad a José Alberto y a Rausara. Argumentó que las pruebas no eran suficientes para vincularlos por ningún delito pues el MP encabezado por la Lic. Brenda Lizeth Solorio Palacios, no integró al expediente la prueba de que la sangre en la ropa y botas del imputado, coincidían con las de la señora Gloria, pues la Fiscalía no contaban con tiras reactivas.
Ni por feminicidio, ni por robo, ni por allanamiento de morada considero la Juez de Control procesarlos.
Familiares y vecinos de Gloria se encuentran dolidos e indignados por el hecho, así como por la incompetitividad e indiferencia de los impartidores de justicia.
