Una bochornosa pelea ofrecieron cuatro meseras ebrias en la calle 29 por 28 y 30 del mero centro de Hunucmá, frente a la sede de taxis del FUTV.
La bronca fue presuntamente porque una de ellas se quejaba de que una de sus compañeras le había robado su teléfono celular, desatándose un fugaz agarrón de jaladas de pelo, mentadas de madre y hasta una aporreada en el suelo.
Mientras algunos testigos estaban viendo lo bueno del box, no faltó quien llamara rápidamente a la Policía Municipal.
Al asomar los uniformados locales, las chicuelas ya se habían calmado e incluso algunas aprovecharon a subirse a la Urvan que salía con destino a Mérida.
La que pagó los platos rotos con comer calabozo fue Dayni C., porque -según los polis- fue la única que se puso al brinco al ver a la ley.