El borracho violento Rafael S. S. recibió el perdón de su pareja sentimental, para que salga de inmediato de la cárcel, después de ser imputado y vinculado a proceso por los delitos de violencia familiar equiparada, lesiones (2) y daño en propiedad ajena, después de golpear a su mujer e hija y de paso hasta dañar el celular de su suegra.

La señora Nilda G. P., más rápido que un rayo, fue a otorgarle el perdón a su maridito, luego que le ocasionara a ella y a su hija lesiones que tardan en sanar menos de 15 días.

Antes, el juez de control Luis Edwin Mugarte Guerrero le impuso la medida cautelar de prisión preventiva por dos meses.

El daño en propiedad ajena fue querellado por la suegra, la señora Judith P. A.

Sin embargo, Mugarte Guerrero estableció que la Prodemefa haga un estudio al núcleo familiar por los constantes y reiterados episodios de violencia, en los que los menores podrían ser víctimas de hechos delictuosos.

También estableció que el sujeto sea sometido a tratamiento psicológico, por su agresividad y por su manera descontrolada de beber.

Los hechos

Como publicamos, el desmaye ocurrió el pasado 22 de diciembre, en el predio en el que habita la pareja, ubicado en el fraccionamiento Serapio Rendón.

En el lugar, estaban celebrando las afectadas el cumpleaños de la menor, cuando llegó el imputado, en estado de ebriedad y al ver que allí se encontraba sus cuñadas y suegra, se siguió emborrachando.

Como el sujeto, pasadas las horas, quiso seguir tomando y su mujer le pidió que dejara de hacerlo, se fue a la terraza.

Sin embargo, alcanzó a escuchar cuando su suegra y mujer estaban hablando de él, cosa que no le agradó y pretendió golpear a la mamá de su pareja, pero la niña intervino en defensa de su abuela y al caer al piso, recibió un pisotón de su padre en una mano.

La anciana pretendió solicitar auxilio policiaco, pero recibió tremendo empujón y le arrebató su celular, el cual lo tiró contra la pared, lesionando en la frente a su hija.

Después empujó a su mujer, que cayó sobre unos cristales rotos.

Las agredidas, al ver que las cosas se salieron de control, fueron a la calle y pidieron ayuda a la Policía.