Don Raymundo, velador de oficio, se hartó de vivir en plena soledad ytomó la fatal decisión de ponerle fin a su vida.
Redacción/De Peso
MÉRIDA, Yucatán.- En lo que fue la noche del sábado y de ayer, cuatro personas se quitaron la vida en una situación que continúa imparable en Yucatán. Un caso se dio en el barrio de Santiago, otro en la colonia San José y dos más en Umán y Celestún.
En Santiago fue Alejandro
En definitiva que la parca está dando con todo. Mientras unos mueren inevitablemente por algún accidente, otros, creyendo dar solución a sus diversos problemas se quitan la vida, preferentemente por la vía del ahorcamiento.
Tal es el caso de Alejandro A. M., que a sus escasos 25 años de edad, presuntamente por problemas maritales y económicos, decidió dar fin a su existencia, poniéndose una soga al cuello que ató a un hamaquero.
El horrendo hallazgo lo hizo la esposa de Alex. Al llegar anteanoche de su chamba y entrar al departamento que compartían, en el barrio de Santiago, encontró a su pareja pendiendo de una soga. Aunque de volada pidió ayuda a los vecinos nada pudieron hacer, pues al llegar paramédicos de la SSP al lugar éste ya estaba del otro lado.
Ya solo restó solicitar la intervención de personal de la Fiscalía General del Estado, incluido el Servicio Médico Forense, para las labores de rigor y levantamiento del cuerpo.
Siguió Luis Manuel
Quién sabe qué ondas traía en la cabeza un sujeto identificado como Luis Manuel J. B., de 37 años, que esta mañana fue encontrado ahorcado en su cantona de la colonia San José. La cosa fue que cometió este acto tras haber estado de parranda casera con su hermano, engrosando así la lista de suicidios en Yucatán en los primeros meses de 2018.
Las autoridades platicaron con quien dijo ser el hermano del hoy occiso, quien explicó que la noche del sábado estuvieron rajando trago en el predio de su carnal, en la calle 36 entre 81-A y 81-B de esa colonia, al lado de la Vicente Solís.
Además estuvieron inhalando cemento plástico, y ya entradas las primeras horas del domingo se durmieron. A las seis de la mañana, él despertó y al virar se encontró a su hermano ahorcado con una sábana que amarró a su hamaca, y empezó a sacudirlo para tratar de reanimarlo.
Al no conseguirlo, salió a la calle y pidió ayuda, llamando los vecinos a la Policía, llegando agentes que pidieron la asistencia de paramédicos, pero ya no había nada por hacer, ya que este hombre había partido al más allá.
También Raymundo
Otro que también le rindió culto a la diosa Xtab fue Raymundo M. D., de 43 años de edad, y velador de oficio. Al parecer este sujeto, oriundo de Chiapas, harto de vivir en plena soledad, tomó la fatal decisión de ponerle fin a su vida.
Según la cuñada, Dionisio era una persona tranquila y muy callada. Aseguró desconocer por qué su cuñado se quitó la vida. La mujer, que se identificó con la autoridad policiaca municipal como Yahaira M., dijo que a eso del mediodía fue al taller donde chambeaba el occiso como velador con la intención de darle comida, pero al llegar encontró todo en completo silencio y muy extraño.
Agregó que comenzó a llamar a su cuñado y al no obtener respuesta comenzó a buscarlo por el lugar. Fue hasta que llegó al patio de dicha bodega y se llevó una muy desagradable sorpresa. Ahí yacía Dionisio colgado de un árbol.
Fue tal la impresión que salió corriendo y dio parte a la Policía de Umán. Al llegar uniformados al lugar se limitaron a acordonar el área y dar parte a su vez a personal pericial y el Semefo para las labores correspondientes.
Y terminó Luis
Luis Marcelo V. U., de 49 años, trabajador de Impesmar, de este municipio costero, salió por la puerta falsa al ahorcarse en el interior de su domicilio. No se supo el motivo que lo orilló a autoinfligir su muerte.
Luis, quien era muy popular en esta zona turística, fue hallado sin vida alrededor del mediodía, en la sala de su casa, localizada en la calle 8 entre 5 y 7. Algunas de las personas que lo conocían, dijeron que últimamente cayó en la enfermedad del alcoholismo.
El ahora occiso era homosexual y tenía una pareja con el sobrenombre de “Huayita”. Luisito no tenía enemigos, tenía una posición económica solvente, pues era encargado de la bodega de dicha compañía pesquera.