Redacción De Peso
KINCHIL, Yuc.- Por un pelo la Huesuda se hace presente en la vía Kinchil-Celestún, donde dos naves protagonizaron un salvaje encontronazo, y todo por culpa de unas reses que asomaron del monte; una de éstas quedó lista para chocolomo.
Datos recabados por De Peso indican que el kinchileño Prudenciano Aguayo Zapata (a) «Chico», de 60 años, guiaba la vagoneta con matrícula ZAE5013, llevando personal a la granja Kekén y a la altura del kilómetro 61, minutos antes de las 11 de la noche, de pronto tres reses salieron de entre el monte.
Don “Chico”, que estaba “xux” al volante, hizo una maniobra evasiva, pero atropelló a una de las vacas. Al intentar retomar su carril, impactó casi de frente a la camioneta Nissan con placas YP4848A que conducía un vecino de Progreso, que bajaba de Celestún, después de entregar carnada en el puerto de abrigo.
A pesar del trancazo, sólo hubo una persona lesionada, (“hija de Shuster») al resultar con probable fractura de un brazo. Los demás obreros quedaron con el Jesús en la boca, y hasta las ganas se les quitó de comer carne del toro en chocolomo o bistec.
La res muerta no estaba marcado, osea que se salvó el dueño de pagar la multa y los daños.
