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A una, sí; a otra, nel

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A una, sí; a otra, nel
A una, sí; a otra, nel

Redacción/De Peso
PETO y VALLADOLID.- La atención a la salud de los pobladores, sobre todo en los municipios de origen maya, casi siempre es una cuestión de “valemadrismo”. Ayer viernes, en dos municipios importantes de Yucatán, sucedieron casos contradictorios. Dos damas, ambas enfermitas. A una la ignoraron, a la otra le prestaron atención en friega.

Peto

El primer caso repercute en Peto cuando la doñita Elsa Carrillo, quien padece de diabetes y presión elevada (casi como el ego de López Obrador), fue llevada al Hospital Comunitario de esa comunidad sureña y al llegar, personal administrativo, vulgus, “burrócrata”, no la aceptó dizque por no tener su hoja de referencia. ¡Plop!

Entonces comenzó el Vía Crucis de ella y sus familiares. Bueno, la doñita era llevada originalmente por su familia hasta Valladolid para atenderse de sus males, pero en el camino se puso malita; entonces unos doctores recomendaron regresarla a Peto porque su presión y ritmo cardíaco ya se movían como la tonadita de “na, na, na”.

Cuando vuelven a Peto, acuden al Hospital Comunitario y allí los “mata-sanos” la mandan a casa de la “gaver”. Al final, doña Elsa, casi al borde del desmayo, fue trasladada al Centro de Salud donde la cosa cambió.

Valladolid

Otro rollo se registró en Valladolid, dentro de la iglesia de San Servacio, donde la doña Genny Roxaba Castro Gutiérrez, se sintió mal porque padece de la “coraza” y se desmayó. La gente dio aviso a los paramédicos municipales, quienes llegaron, la valoraron y en caliente la trasladaron al Hospital General de Valladolid.

¿Qué diferencia hay entre un municipio a otro?