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Pecho a pechito: los caminos de AMLO en Yucatán

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Pecho a pechito: los caminos de AMLO en Yucatán
Pecho a pechito: los caminos de AMLO en Yucatán

Rollo: El Boffas
Parece que los caminos del presidente Andrés Manuel López Obrador y los del mandatario de Yucatán, Mauricio Vila Dosal, se cruzarán constantemente durante este sexenio de 2018 a 2024.

Quizá porque el mandatario federal es de la región sureste del país y no precisamente del centro de México; posiblemente porque el sur siempre ha estado más jodido que las regiones centro y norte, muy industrializadas. O, tal vez, porque este Presidente es más “campechano” que los anteriores. Todo puede conjugarse, aparte de que sería el tiempo de los empresarios sureños, generalmente relegados a sus propias áreas poblacionales. Será el sereno…

Pero el asunto empezó el viernes con la visita de “Don Pejelovich” a Yucatán. Con música de trova y la canción “Peregrina”, que el gobernador Felipe Carrillo Puerto le dedicara a la periodista gringa Alma Reed, López Obrador fue recibido en el Aeropuerto Internacional de Mérida “Manuel Crescencio Rejón”. Fue su primera visita oficial como mandatario a Yucatán, en esta ocasión, para presentar el Plan Nacional de Salud.

De allí, AMLO se dirigió al Centro Internacional de Negocios, ubicado en el mero corazón turístico de Mérida. Adentro del inmueble, herencia del ex gobernador priísta Rolando Zapata Bello, planteó su rollo de salud y todos, en santa paz, se retiraron. La bendición presidencial ya estaba hecha.

Y ayer, la zona arqueológica de Chichén Itzá, donde el dios Kukulcán (serpiente emplumada) desciende dos veces al año para que los mortales le rindan culto, fue el escenario donde Yucatán pidió “permiso” para la construcción del Tren Maya.

Fue una ceremonia, en simultáneo con la de Palenque, Chiapas, donde el presidente Andrés Manuel López Obrador y cinco gobernadores del sureste, recibieron la “limpia” y la “energía” de los actuales sacerdotes, descendientes de los ancestrales mayas, para comenzar de manera simbólica la construcción del Tren Maya.

En Chichén Itzá, sitio en constante pugna entre las autoridades federales y los artesanos que ofertan a modo de ambulantaje, el coordinador de Programas Integrales de Desarrollo del Gobierno Federal, Joaquín Díaz Mena, y el coordinador de la vía yucateca del Tren Maya, Aarón Rosado Castillo, acompañados de representantes personales del mandatario estatal, Mauricio Vila Dosal, participaron en la ceremonia donde los “h’men” (sacerdotes en lengua maya) les hicieron una limpia de cuerpo completo.

Los funcionarios estatales y federales aceptaron la “limpia” y la recepción de la “buena vibra” de parte de los sacerdotes que quemaron incienso, copal y plantas nativas. Allí, los sacerdotizos pidieron a los dioses Kukulcán, la suprema deidad maya –Quetzalcóatl para otras culturas indígenas-, Chaac, dios de la lluvia, y a Pachamama, de culto en Chiapas, el “permiso” para iniciar la construcción del tren transpeninsular.

Parece que los caminos de López Obrador y Mauricio Vila, así como los de sus colegas del sureste del país, se entrelazarán por mucho tiempo. Más vale llevar una relación cordial entre ambos dos (como dijera Cantinflas). A Yucatán no le conviene llevar una relación disfuncional, pero, eso sí, sin sumisión al poder federal. El gobernador estatal tendrá que ser muy inteligente y astuto.

Amiguitas y amiguitos, ya saben: sugerencias para que todos los caminos lleven a Palacio Nacional, enviarlas a [email protected] y/o [email protected]