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Pecho a pechito: Uno, en acción; otro, a la espera

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Pecho a pechito: Uno, en acción; otro, a la espera
El alcalde Renán “Reni” Barrera y su ex adversario en 2012 por la alcaldía meridana, Nerio Torres Arcila, dándose la mano cordialmente.

Rollo: El Boffas
Como viejos colegas que tenían algunos ayeres de no tratarse, Renán «Reni» Barrera Concha y Nerio Torres Arcila se saludaron recientemente en un evento de cuestiones de chiles, papas y cualquier otro tubérculo (y no sean malpensados).

Pero si esperaban que Nerito anunciara su retorno a la grilla, pues nanay. Ahora, el hijo del cacique de los taxistas del Volante, Nerio Torres Ortiz (aunque el calificativo le provoque un poco de rasquera al ex senador priísta), ya está escarmentado de la política y de las presuntas traiciones de las que fue objeto en sus dos fallidos intentos por alcanzar la alcaldía de Mérida, en 2012 y 2015.

Basta recordar que Nerio junior contendió en 2012 contra el panista Renán Barrera y falló. De hecho, era una tarea muy complicada. La chamba de la entonces alcaldesa, Angélica Araujo Lara, con apenas un año y cachito de labor –ese período sólo constaba de dos años y dos meses- dejó mucho qué desear. La madriza en el “Paso Deprimente” habla por sí sola. Luego, entonces, la campaña del priísta enfrentaba, de entrada, un panorama complicado. Y la gente, en las urnas, externó su malestar, quizá no a Nerio, pero sí al RIP-nosaurio y a la gestión de la también arquitecta.

En 2015, de manera inesperada, Rolo Zapata le volvió a dar su bendición (o maldición) a Nerito y fue sobre Mauricio Vila Dosal. Pero tampoco hubo de piña para el ex secretario de Desarrollo Social del Gobierno rolandista.

Ahora, a unos años de distancia, Vila ya es gobernador y Renán repitió como alcalde meridano.

Y Nerio pues encontró su alternativa en el campo y la producción de chile habanero. Funge como presidente del Consejo Agroalimentario de Yucatán y representante del Consejo Nacional Agropecuario en la entidad.

Hace bien. El propio priismo le jugó el “bobox” en dos ocasiones seguidas y ahora el PRI-nosaurio está en estado de coma inducido estatal y federal. La felpa que le acomodó el partido Morena y la inercia tipo “tsurimi” (estilo Ninel Conde) o tsunami electoral de Andrés Manuel López Obrador, con más de 30 millones de votos conquistados. O sea, el PRI no está en condiciones de ofrecerle algo positivo a Nerio Torres Arcila y éste, a su vez, todavía anda resentido con el partido de sus ex amores.

Ahora es cuando Nerio puede venderle chiles a su todavía partido, algo que esa agrupación política carece, en el buen sentido de la palabra (ya que sólo gastaba en galletitas insípidas y en un café más aguado que las nachas de un papión, para darle a la prensa que todavía acudía a sus eventos). Pero en sentido figurado, el tricolor yucateco tampoco hizo valer su producto de gallina. Ni el más económico condón se puso al estar entregado.

El saludos de ambos dos políticos (diría Cantinflas) no refleja nada. Más que una acción diplomática. ¿Nerio está ahora retirado de la grilla? Sí, pero sólo por el momento. En su momento retornará, con el PRI o con otra agrupación, pero lo hará. Al tiempo.

¿Y Renán? Su panorama es más sencillo –por así decirlo- ya que cabalga tranquilo y sin jinete que le haga sombra hasta el momento. Su mirada está fija, primero, en el horizonte de 2021 y para la eventual cima de 2024, ya Dios, Acción Nacional y, ¡a hueech!, él, dirán.

Pasen feliz Navidad.