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Couopina: pantallas, monitores y Yo

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Couopina: pantallas, monitores y Yo

F. Salvador Couoh Jiménez
La llegada inminente de medios comunicación masivos, léase televisión abierta pública y privada y sus réplicas estatales, prevé más aguda la complejidad y la atención de la comunidad escolar en período 2020-2021 –especial por pandemia C-19– y el medio social en conjunto, provocando una profunda conmoción en el profesorado y las familias locales. Más en aquellos que sistemáticamente rehuyeron los constantes llamados para atender y entender el recurso de las tecnologías de comunicación e información, TICs.

En la práctica es la despedida oficiosa de aquellas tradiciones y creencias en cada uno de los grupos escolares, componentes vitales de la comunidad de aprendizaje; es el adiós a la práctica educativa cara a cara: presencia en aulas con docentes atentos y preparados.

Puede afirmarse que los medios televisivos –social o de masas—acelerarán la aproximación a los contenidos educativos de este período escolar, ya corriendo y contando. Desde luego, con su dosis de indeterminación en las actitudes que adoptarán los grupos de aprendizaje relacionando las dimensiones esenciales de la convivencia; como el concepto del tiempo, el ocio, la felicidad o la cultura y otros muchos principios básicos, como la justicia, la democracia, la integración y los derechos humanos.

En la comunidad de aprendizaje avecindada en la localía se escuchan voces tronantes. Los maestros, a medida en que se encuentren involucrados en el acompañamiento a los medios electrónicos de comunicación o de difusión, podrán mantener el margen de acción que les corresponde, enseñar-aprender. Si no, se enfrentarán a las pantallitas y monitores como espectadores, en buen cristiano, como convidados de piedra. Con condiciones, obviamente inéditas, en conglomerado educativo.

Los redivivos medios electrónicos apurarán la transformación de las aulas en casa o, quizás mejor dicho las casas convertidas en salones de usos múltiples. Por otro lado, los agentes educativos –por obviedad incluidos los padres de familia o tutores— se verán en la necesidad de establecer una relación específica con los citados medios de comunicación social; ya que éstos, aparte de su función neoeducativa, se refieren a objetos culturales y tienen un vínculo estrecho con valores que en cierto modo se sienten propios del ámbito escolar.

Lo fundamental entre la escuela-casa y los medios televisivos es, en el fondo, la relación de las instituciones educativas con la sociedad o si se mira desde otro punto de vista, las funciones propias del Estado a través de las televisoras para cumplirle a una sociedad ávida de atender a sus niños y jóvenes en todo el nivel básico, fundamentalmente.

De todo esto resulta, inevitablemente, el efecto en clase-casa: los alumnos agenciarán tensiones relacionadas con el contexto social en el cual viven. Es la hora de los autodidactas, sobre los que hay que reflexionar que nunca han existido “autodidactas químicamente puros”, por lo que inferiríamos que, autodidacta en cierto modo siempre es cultivado por alguien o llega a ser autodidacta gracias a la influencia docente o familiar.

Ahora, ya no hay hacia donde hacerse: el avasallamiento con fines educativos, escolares y académicos de la televisión comercial y la del Estado –aunada a la borrachera digital, en línea, virtual y otros santos- ya está aquí, ya llegó. Y tendrá larga vida.