Rollo: Celia V. Franco C.
Mientras que en el PAN comienzan a mostrar signos de unidad para por fin olvidar el desgaste de casi dos años de procesos electorales (internos y externo), en el PRI ya no saben ni qué hacer para silenciar a los cientos (si no es que miles) de inconformes con la actual dirigencia.
Hace un par de semanas, los consejeros estatales del Partido Acción Nacional eligieron por gran mayoría a Asís Cano como su presidente estatal, quien se inscribió como planilla única, así que era bola cantada. Algunos lo llaman dedazo; otros, acuerdos internos que darán paso a una dinámica interna diferente.
¿Por qué diferente? Pues primero porque Asís, al igual que sus antecesores, se encuentra en la edad perfecta entre la juventud y la madurez, lo que le permitirá imprimir mayor movilidad a las acciones internas; al menos eso se espera.
Pero, además, se conoce los estatutos de ese partido político de arriba abajo, incluyendo los recovecos, así que será muy difícil que se lo vacilen (por no utilizar otra palabra). Asís siempre estuvo detrás de bambalinas, talacheando, aprendiendo, defendiendo al PAN. Se formó la carrera que nadie quiere: la de estudiar.
No podemos asegurar que lo hará bien, pero supongo que si uno es de las personas optimistas, eso quiere, nunca hay que desearle mal a nadie. Al final nos beneficia a todos los ciudadanos, pues si el líder tiene cierto nivel, se tiene la esperanza de que sus decisiones sean mejores.
Otra de las cosas que llama la atención es que en el equipo del nuevo presidente estatal del PAN se encuentran personajes de todos los grupos que, al igual que él, fueron dejados de lado durante mucho tiempo, incluso cuando tienen más experiencia que quienes ocupan ahora puestos de elección popular.
Podemos decir que en el PAN las cosas comienzan a encausarse. Mientras que en el Partido Revolucionario Institucional hace mucho que no se sentía un olor tan fétido como el de ahora.
Y es que es bien sabido que aunque el junior, Carlos Sobrino (hasta el nombre de su padre lleva) fue más una figura decorativa durante el proceso electoral anterior ya que las decisiones se tomaban en el Palacio de la 61, es él quien ahora tiene que enfrentar los señalamientos de militantes y liderazgos que durante seis años sufrieron al antojo de aquel jefe de despacho que tenía más poder que los poderosos.
Aún no hay nadie que suene para volver a armar al tricolor, el que quede en esa silla tiene menos de tres años para juntar los pedacitos y que en el próximo proceso electoral no pierdan lo que todavía tienen.
Nadie ha alzado la mano pero entre los personajes indicados para poner a su gente y lograr tal hazaña, solo suenan dos nombres: Jorge Carlos Ramírez Marín y Emilio Gamboa Patrón.
Como vaya a ser, el tiempo corre y no perdona. Y hablando de tiempo no se olvide que el primer minuto del domingo entra en vigor el horario de invierno, aunque su celular se atrasará una hora automáticamente, recuerde que usted podrá dormir una hora más.