Rollo: Freddy Heredia
En los últimos días, sectores de la sociedad han empezado a cuestionar la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador; son varios los señalamientos que le hacen sus oponentes y críticos y van del aumento de los índices de inseguridad a las alertas de que la economía no anda bien.
El Presidente tacha a sus críticos de conservadores e hipócritas, «que ahora gritan como pregoneros que es inconstitucional hacer justicia y desterrar la corrupción».
Por el bien del país y de la democracia es saludable que existan voces que contrasten, cuestionen y objeten al Presidente de la República. Si bien nadie puede oponerse al combate a la corrupción que tanto presumen los de la cuarta transformación, es muy pronto para decir sí, efectivamente, lo están aplicando como norma de gobierno y que los representantes de Morena ponen el ejemplo.
En este proceso llama la atención que ningún dirigente formal del PRI salga a criticar los programas del gobierno federal, porque todos saben que el tricolor tiene una gran experiencia en temas de gobernabilidad; mucho menos cuestionen la manera en la que la cuarta transformación conduce al país; solo algunos militantes distinguidos cuestionan a Andrés Manuel.
Desde la llamada derecha y los intentos del dirigente nacional del PAN, Marko Cortez, sus señalamientos hacia AMLO le hacen a éste, como dice aquel viejo adagio, «lo que el viento a Juárez».
Carentes de un discurso y de acciones inteligentes buena parte de los panistas no ha encontrado, no ha querido o no ha podido responder o ser una contraparte con ideas de López Obrador, parte porque han perdido su esencia como oposición y partido creíble para contrastar al gobierno federal en temas como la corrupción, sobre todo que los panistas se han jactado de ser muy buenos administradores.
En el escenario político hay dos personajes que hacen reaccionar al Presidente y son los ex mandatarios Vicente Fox Quezada y Felipe Calderón Hinojosa, pero ninguno de los dos pertenece al PAN; sin embargo, ponen agenda, buscan la confrontación y el contraste de las administraciones y están llenado vacíos ante la inexistencia de contrapesos.
Platicando con un alcalde de PRI, éste señalaba que los programas federales y el dinero que reciben los jóvenes estudiantes de preparatoria a través de las becas de preparatoria «Benito Juárez» están dando de qué hablar.
Decía que el programa es bueno pero como no hay un seguimiento de hacia dónde va el dinero, tiene reportes de que varios estudiantes gastan su dinero en cervezas y droga y muy pocos lo invierten en sus estudios. Y es que los programas federales no tienen manuales de operación, lo que significa que no se puede controlar y evaluar su eficacia.