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Restaurantes en Mérida dan “gato por liebre” al vender pescado

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Restaurantes en Mérida dan “gato por liebre” al vender pescado
Mérida, Ensenada, Tijuana y Guadalajara son las ciudades donde se detectó que restaurantes y pescaderías venden especies baratas, ofreciéndolas como pescado de precios más elevados.

Un estudio realizado por la organización “Oceana” detectó que en Mérida, así como en otras tres ciudades de México, el 44 por ciento del pescado que venden restaurantes o pescaderías no es el que ofrecen, sino especies más baratas.

Por ejemplo, se supo que si uno pide huachinango o róbalo, hay un 88 por ciento de posibilidades de que le sirvan basa, que es una especie más barata y muy parecida, que es importada de China o Vietnam.

Lo mismo sucede con el marlín, que es sustituido por otras especies con similares características en casi el 100 por ciento de los casos.

“Oceana” asegura que en varios restaurantes y pescaderías de Mérida, Guadalajara , Ensenada y Tijuana, se producen engaños al cliente en diversos porcentajes con respecto al pescado que se vende.

Se analizaron más de 10 tipos de pescados diferentes en el menú, y se detectó que muchas veces son sustituidos a la hora de servirse al cliente por especies que suelen tener un precio menor.

Precisamente, esos datos se publicaron en su reciente estudio titulado “GatoXLiebre 2.0”, dando a conocer esta verdadera estafa, pues el comensal pide un pescado y en muchas ocasiones le venden otra, al precio del “original”.

Así como el marlín se sustituye en casi el 100 por ciento de los casos, y el róbalo o huachinango en el 88 por ciento, hay un 53 por ciento de posibilidad de que si el cliente pide curvina le den otra especie.

Se explicó el caso del róbalo o huachinango, cuyo precio podría ser de 20 a 24 dólares por kilo, pero a muchos clientes de restaurantes les venden tilapia, cuyo kilo es de poco más de 3 dólares.

El estudio informa que el engaño se dio en la mitad de las veces que se compró en pescaderías y restaurantes, y así “los consumidores pagan un sobreprecio por pescados que no son los que ordenaron o pidieron”.

Además, se generan afectaciones económicas también para los pescadores, porque no pueden competir en el mercado con productos importados más baratos.