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Leyendas del Mayab: espantan en el barrio de San Cristóbal

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Leyendas del Mayab: espantan en el barrio de San Cristóbal
Muchas fábricas o edificios antiguos reportan presencia paranormal que puede espantar hasta al más valiente.

Rollo: Jorge Moreno
San Cristóbal es un suburbio ubicado en el Centro Histórico de la ciudad de Mérida que es muy antiguo, quizás por ese motivo se cuentan muchos relatos de espanto y terror en los alrededores, como el caso del “caballo negro” y la «enfermera”, entre otros.

Hoy hablaremos de un suceso que nos platicó con José Luis Soberanis, lector de De Peso y quien vía carta nos mandó una experiencia paranormal que vivió en carne propia cuando trabajaba como velador en una ex cordelería que se ubicaba en ese barrio, y cuyo edificio después fue utilizado como bodega de una fábrica de tapetes y alfombras.

A continuación transcribimos la carta que nos envió:

«Esto empieza en octubre de 1980. Como cada domingo llegué puntual a las 12 del día para iniciar mi labor de vigilancia de la bodega hasta las 21:00 horas en que debía ser relevado por otro compañero. Llegó la hora de salida, el relevo no llegaba y como en esta actividad si no llega el relevo tiene uno que seguir adelante, pues me resigné a tener que continuar.

«A las 11:45 pasó el inspector de vigilancia para checar quién estaba en su puesto; me preguntó por el relevo y le dije no saber nada de él, avisándole que tenía que retirarme a las 5:30 am, ya que tenía que tomar mi turno a las 6:00 en la fábrica. Me dijo que estaba bien.

«Estaba olvidando comentar que ahí donde servía de estación, era la oficina del encargado de turno y sólo ahí había una lámpara fluorescente que nos daba luz.

«El inspector se retiró casi a las 12:00 de la noche. Como a las 00:05 decidí que debía dormir un poco si no tendría problemas al día siguiente en mi turno de trabajo, así que coloqué una hamaca que ahí tenían y puse un pabellón para evitar las picaduras de moscos; pasaron alrededor de 15 minutos cuando apagué la luz y me subí a la hamaca, tenía mi lámpara en la mano derecha y el dedo gordo en el botón de encendido.

«Todo parecía tranquilo, había silencio total; de pronto escucho ruido de láminas como si alguien las estuviera arrancando del techo; después, silencio.  Como 2 ó 3 minutos después escuché que algo o alguien venía del fondo de la bodega, sólo que al caminar arrastraba los pies; el ruido que hacía era claro y fuerte.

«Y cada vez se acercaba más a donde yo me encontraba. Al llegar a la entrada de donde yo estaba, este ser se detuvo, probablemente volteó para mirar y segundos después siguió su camino hacia el norte entrando en los baños colectivos, donde se detuvo haciendo ruido como si usara los baños; no omito decirles que para entonces había sentido una presencia negativa que me había aterrorizado al grado de no poder moverme o hablar.

«No tardó mucho en los baños y salió dirigiéndose al sur, y al llegar a la entrada en donde yo estaba se detuvo y decidió entrar arrastrando los pies, se acercó a mí; entonces sentí esa energía negativa muy fuerte que me tenía engarrotado y aterrorizado que no podía mover ni un músculo. Supongo que esa cosa se inclinó hacia el pabellón para tratar de mirarme, ya que lo hizo del lado donde estaba mi cabeza y pude sentir su respiración y su aliento bien caliente…

«Traté de encender mi lámpara y no me respondieron mis manos; entonces, me puse a orar mentalmente el “Padre nuestro”. Al llegar al “líbranos de todo mal” se movió mi dedo gordo y se encendió mi lámpara; en ese instante dejé de sentir esa energía negativa y me levanté rápidamente y encendí la luz.

«No había nada, no se sentía la energía negativa que me aterró. Ya repuesto del susto alumbré a los lados y todo estaba tranquilo y en silencio. El resto de la noche ha sido la más larga de mi vida ya que no pude conciliar el sueño.

«A las 5:40 llegó el relevo y le conté lo que había vivido y me dijo que él también había sufrido algo similar y por eso él dejaba la luz prendida y también prendía su veladora por si se iba la luz, así esa ‘cosa’ no llegaba donde él estaba y hacia ruidos al fondo de la bodega».

Don José Luis considera que a pesar del tiempo transcurrido, esa «cosa» sigue atrapada en ese lugar y todas las noches camina arrastrando los pies buscando a quién aterrorizar.