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Enigmas: El fantasma del hacendado de Sacalum

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Enigmas: El fantasma del hacendado de Sacalum

Rollo: Jorge Moreno

Un caso muy interesante se cuenta en el municipio de Sacalum (ubicado al sur del estado muy cerca de Ticul), ya que al parecer las almas en pena se han trasladado de un cementerio a otro.

Cuando viajamos a este municipio para realizar la investigación, los lugareños nos hablaron de que en el monte de este poblado existe un panteón abandonado, el cual era conocido como “Santamaría” y desde hacía muchos años había sido cerrado, toda vez que se había llenado y ya se había construido el actual cementerio municipal, el cual se ubica a la salida de Sacalum rumbo a Mucuyché.

Montamos una expedición para conocer el “Santamaría”, el cual está a unos cientos de metros monte adentro y al llegar, si uno no supiera la historia, jamás pensaría que ese sitio fue un camposanto, ya que las cruces y criptas ya no se distinguen, muchas se quitaron y otras quedaron enterradas.

Sólo queda un antiguo arco que funge como entrada y un pastizal, desde donde entra el ganado; sin embargo, nos pudimos enterar que ahí, por mucho tiempo funcionó como cementerio hasta que quedó rebasado debido a una epidemia de peste negra.

Lo interesante del asunto es que en aquel entonces se decía que deambulaba el alma en pena de un hacendado ticuleño que fue enterrado ahí y que tiempo después empezó a manifestarse ni más ni menos que en el nuevo cementerio.

Según cuentan, esta persona había nacido en Ticul, pero sus padres eran sacalumenses, por ese motivo cuando murió (vivía solo, ya que su esposa lo había abandonado junto con sus hijos) sus parientes decidieron llevarlo a la tierra natal de sus padres.

Había fallecido relativamente joven, menos de 40 años, debido a una afección cardiaca, pero al poco tiempo de haber sido enterrado en el Santamaría, algunas personas que viajaban a diario por ahí afirmaban ver el fantasma de este señor, ya que en vida siempre había tenido la peculiaridad de andar con un pañuelo rojo en el cuello y así lo veían rondando el panteón.

Lo curioso del asunto es que cuando se cierra definitivamente el panteón «Santamaría, se afirma que algunas familias trasladaron a sus difuntos al panteón municipal, pero no los del hacendado ticuleño.

Sin embargo, al poco tiempo, empiezan a ver en la entrada del nuevo cementerio a una persona con un pañuelo rojo en el cuello; algunos valientes incluso se acercaban y se daban cuenta que el panteón estaba cerrado.

Pensando que era un intruso o un forastero que quería robar o profanar las tumbas, los pobladores montaron guardia y a los pocos días lo descubrieron entrando al camposanto, por lo que entran con machetes en mano para atraparlo con las manos en la masa.

Para sorpresa de todos, justo cuando ven al visitante, éste de pronto desaparece entre las tumbas como si se lo hubiera tragado la tierra y de inmediato se siente un fuerte viento huracanado que hace que incluso un gran árbol se mueva bastante, por lo que todos salen corriendo y huyen despavoridos.

Unos decían que fue un mal viento, otros que era el alma en pena del capataz, lo que es un hecho es que a lo mejor éste prefiera estar en el nuevo panteón y no en el antiguo cementerio de “Santamaría”.

El último reporte sobre las apariciones de este ser fantasmal ocurrió apenas hace cinco años, por lo que muy posiblemente aún no descanse en paz.