Rollo: Jorge Moreno
En días pasados una persona que trabaja en un comercio ubicado al norte de la ciudad de Mérida se contactó conmigo para decirme que sospechaba que uno de sus compañeros de trabajo le quería hacer “brujería” y que incluso le había regalado unos plátanos.
Sin embargo, en vez de comerlos decidió llevarlos a su casa y cuando me contactó me preguntó si yo los podía checar, ya que había escuchado que a través de comida también se puede “trabajar” a alguien.
De inmediato nos pusimos de acuerdo y me trajo el racimo de plátanos (foto) que su “amigo” le obsequió y que de forma sospechosa le insistía en que comiera.
Cuando me los entregó, le hice el sencillo ritual de prueba, el cual consiste en clavar 12 alfileres (también hay un método a través de un líquido) y casi en menos de una hora la fruta quedó completamente negra y le salió una grupa parecida al chapopote, señal inequívoca que en efecto, tenía polvo de brujería, confirmándose así las sospechas de esta persona.
Cabe mencionar que aunque en los últimos años ya no es común este tipo de embrujo (a través de comida o bebida) aún se sigue haciendo, en los años setentas y ochentas era muy popular, pero con la “modernización” de las técnicas de brujería poco a poco fue quedando obsoleta, pues ahora basta con una foto o prenda de la víctima para hacerle un hechizo a distancia.
Además, otra desventaja del hechizo de comida era que te tenías que ser amigo de la víctima, de otro modo, no era lógico suponer que aceptaría la comida que le obsequies o menos se lo podrías mandar con un desconocido, ya que sospecharía; por lo tanto, esto era un obstáculo.
De esta forma, la persona que me mandó los plátanos pudo confirmar que sí era brujería y su principal duda era cuál sería el daño:
En este tipo de trabajos el daño es físico, es decir, iba a dolerle mucho la cabeza y el cuerpo por dos o tres semanas, y no iba a poder trabajar ni realizar sus actividades normales, con las respectivas consecuencias laborales de faltar, y las vueltas y gastos por ir a un doctor.
El peligro adicional de este tipo de embrujos es que no es personalizado, es decir, cualquier persona que hubiera comido esos plátanos iba a tener los mismos síntomas. Por ese motivo antiguamente se decía que no se debía comer en otro sitio que no fuera la casa; sin embargo, en la actualidad existen métodos efectivos para prevenir esto o para comprobar si cierta comida tiene algún “mal”.
En primera instancia basta con tener un amuleto de protección personalizado (el árbol de la vida, por ejemplo) para que este tipo de hechizos no haga efecto, y por otra parte existe un liquido que se llaman “azul” (por su color), el cual sirve para comprobar si una comida o bebida esta trabajada; basta con ponerle dos gotitas a la comida que se sospeche y si tiene un hechizo en menos de diez segundos quedará completamente negro; en caso contrario, no hay peligro y lo puede comer sin problema.
Si tienes alguna duda sobre este tema o sospechas que alguien te está haciendo un embrujo a distancia o por comida, recuerda que te puedo dar una consulta sin costo, sólo tienes que solicitar una cita al número (999) 1851703 (whatsapp)