Rolla: Celia V. Franco C.
Llegar al pueblo en estos días es una sensación única, el olor a flores, incienso y pib inundan las calles, los niños corriendo de un lugar a otro haciendo los últimos mandados, visitando a los familiares para ver si ya comenzaron a comer o qué pueden tomar de la mesa de ofrendas.
En el pueblo no importa si el mantel es blanco o si el altar se puso de tres pisos, lo que realmente es preocupa es que el primer pedazo de mucbipollo siempre es para las visitas y además también se cocina algún otro guiso que en vida haya sido el favorito.
Los rezos no pueden faltar y toda la familia deja lo que esté haciendo para unirse, ahí no hay que si eres católico o no. Por la tarde, el chocolate o café caliente con una rebana de pan son, sin duda, el menú esperado mientras se cuentan anécdotas de nuestros difuntos… Esas cosas son las verdaderas tradiciones.
Ahora también existen otras festividades que se realizan en torno al día de muertos como el Paseo de las Ánimas o el Festival de las Ánimas y la verdad me parecen muy buenas. Dan a conocer a las nuevas generaciones todo el misticismo que hay alrededor de esta maravillosa costumbre.
Fomenta el turismo de una forma cultural y promueve la sana interacción entre ciudadanos, también reactiva un poco la economía de los municipios en donde se realizan, en general cumplen con su cometido.
Pero lo que no hay que perder de vista es que es un esfuerzo maravilloso de las autoridades y estas tienen objetivos más amplios que los que tenemos nosotros al interior de nuestras familias, por eso es muy importante que además de ser parte de estas nuevas tradiciones no olvidemos las que nos dejaron nuestros abuelos.
Desde mi punto de vista lo que realmente importa es recordar a nuestros seres queridos que se adelantaron, aprovechar la fecha para reunirnos en familia, pasarla bien en un ambiente de amor y demostrar el respeto por nuestras tradiciones y cultura.
Y de paso saborear nuestra maravillosa gastronomía, el rico pib que se come hasta dos o tres días, un xec picosito, pan dulce, chocolate caliente y los dulces como el de papaya, las cocadas o los pastelitos de camote.
Seamos felices con los nuestros, los que están y los que ya se fueron pero que seguirán vivos mientras los recordemos…